El padre del fútbol
Por el antiguo testamento el partido duraba noventa minutos según el reloj del árbitro, que sólo lo detenía por causas visibles y aceptadas por todos. Cuando había una interrupción extraordinaria el árbitro paraba el reloj y lo reactivaba al resolverse el problema. El tiempo real de juego venía a ser de algo menos que una hora (..) Aquello era sencillo, pero eran otras circunstancias. No había cambios, salvo el del […]