El nacimiento del Caníbal (2ª parte)
Durante quince días Eddy Merckx no tocó su bicicleta. No quiso ver a nadie. Tan sólo su mujer tenía el derecho y el deber de sufrir una compañía en la que las lágrimas y la rabia se mezclaban a partes iguales. Merckx tenía tanto de ganador como de frágil. A diferencia de los héroes ciclistas de entonces, Merckx ni fue un niño de campo ni vivió rallando la miseria. Fue […]