Cuando el Badajoz ganaba la UEFA y Mendizorroza era tan grande como el Camp Nou (la leyenda de PC Fútbol) 1ª parte
A mediados de los 80 una pulga apareció de la nada. La industria del videojuego llevaba una década cambiando los gustos de los niños y de los no tan niños y nadie se imaginaba que de un pequeño país a medio industrializar surgiese todo un conglomerado de empresarios de los bits. Adolescentes que aún no habían alcanzado la mayoría de edad idearon videojuegos en garajes o entre clase y clase de instituto al estilo Steve Jobs. En el plazo de cuatro años alguna de esas empresas llegó a venderse por más de 100 millones de euros. La mayoría se diluyeron como azucarillos.
Entre 1983 y 1992 España fue el segundo país de Europa en producción de software de videojuegos tras Reino Unido. Todo empezó con el Amstrad y se diluyó cuando los 8 bits dieron paso a los 16 bits. Los motivos técnicos de este fin son ajenos a mi persona. Ni es objeto de este artículo ni es materia que domine. Lo interesante para el caso es que en esos años empresas como Indescomp, Topo Soft o Made in Spain tenían gran peso en el mercado de los videojuegos. Juegos como La Pulga, Livingstone Supongo o Navy Moves son más que conocidos para aquellos afortunados con ordenador en la década de 1980.
A comienzos de los 90 todo esto era cosa del pasado. Las consolas de 16 bits habían sustituido al Amstrad como plataforma de juegos. Hubo entonces una crisis en la industria, ya que no se tenía claro el siguiente paso a dar. Las consolas quedaron en cierto punto arrinconadas hasta que Sony lance Play Station en 1994, pero seguían teniendo la hegemonía. Era mucho más barato producir un videojuego para consola, por lo que el ordenador tenía que ofrecer algo alternativo. El PC se iba asentando en las casas como material de trabajo o de estudio, pero su jugabilidad, basada en el engorroso sistema MS-DOS, era muy limitada.
La única empresa española que se mantuvo en pie a inicios de esa nueva década fue Dinamic que compitió con dos tipos de juegos. En primer lugar, con las aventuras gráficas. Juegos donde el ingenio y el ratón son indispensables, imbatibles para la videoconsola.
Y en segundo lugar con el deporte.
Eran juegos sencillos, cuasi rudimentarios, pero que apostaban por el patrocinio para triunfar. Fernando Martín Basket, Aspar GP o Michel Fútbol Master hacen las delicias de los que quieren ver pixelados a sus ídolos deportivos.
Y luego está el PC Fútbol. Droga de altísima calidad.
Todo comenzó en 1988 con el juego Michel Fútbol Master. Se trataba de un sencillo juego donde tenías que intentar conquistar la Eurocopa con alguna de las ocho selecciones disponibles. Para ello Michel, entonces estrella del Real Madrid, te ofrecía varios retos en forma de disparos, regates o pases. La idea de es un niño de Boadilla del Monte, del pequeño de cuatro hermanos. Se trata de Gaby Ruiz. A muchos les sonorá su nombre porque durante más de veinte años fue comentarista de las retransmisiones de fútbol internacional de Canal Plus. Hace una década dejo el periodismo para convertirse en director deportivo en diferentes clubes españoles e ingleses.
Y todo gracias a PC Fútbol.
El caso es que Víctor, Nacho y Pablo Ruiz eran tres hermanos que en los ochenta habían creado una empresa de videojuegos desde su propia casa con un Amstrad Spectrum. Locos de la informática, tenían un hermano pequeño, de nombre Gabriel, que vivía obsesionado por el fútbol. En uno de los frecuentes viajes que los tres hermanos mayores realizaban a Inglaterra le trajeron al pequeño un videojuego llamado Football Manager de gestión deportiva. Cada vez que le dejaban el ordenador el pequeño Gaby se afanaba por jugar a aquel rudimentario entretenimiento y el resto del tiempo se afanaba en darle la matraca a sus hermanos para que crearan un juego parecido a ese tal Football Manager. Así pues, viendo la insistencia de Gaby, el resto de los hermanos Ruiz contactaron con Michel que, entre alagado y sorprendido, dio el visto bueno a la creación del Michel Fútbol Master.
La idea funcionó y tuvo éxito. Así que mientras Gaby iniciaba sus estudios de periodismo seguía insistiéndole a sus hermanos sobre la idea de crear un simulador de gestión deportiva. Los Ruiz contactan con un programador llamado Carlos Abril para crear en 1992 el Simulador Profesional de Fútbol que permite seguir una Liga de 38 jornadas de principio a fin. No es un mal producto, pero se venden apenas 7.000 copias del título y Dinamic, auspiciada por las deudas, se enfrenta a una situación de quiebra técnica.
Es entonces cuando aparece en escena José Ignacio Gómez Centurión. Se trata de un veterano periodista con recorrido en Ya y Arriba, dos periódicos afines al Franquismo que fueron clausurados al proclamarse la democracia en España. Con la indemnización conseguida tras su despido cierra la terraza de su chalet y monta allí una pequeña empresa que denomina Hobby Press. Crea pues una revista con temas que versan desde coches radiocontrol al aeromodelismo, aficiones muy en boga en la década de 1980 y de las que Centurión es un auténtico devoto. Crea más adelante Micromanía, la primera revista dedicada a la informática y que es un éxito inmediato al vender más de 100.000 copias semanales en cerca de 35.000 quioscos. Los hermanos Ruíz son fieles lectores del semanario y de hecho mantienen contacto con Centurión de forma asidua desde que crearan Michel Fútbol Master.
Viendo el éxito y la pujanza de los videojuegos Centurión decide crear una nueva revista dedicada en exclusiva al mundo del entretenimiento virtual que denominará Hobby Consolas. Detecta pues los problemas económicos de los hermanos Ruiz y apuesta por hacerles una oferta. Decide comprar el 70% de la empresa que pasará a refundarse como Dinamic Multimedia. Los Ruiz mantienen el 30% del control y la iniciativa creativa, pero Centurión pasará a dirigir la empresa y a establecer la estrategia comercial.
El plan estratégico pasa por realizar videojuegos deportivos que deberían salir al mercado anualmente. Se apuesta por tres deportes y los títulos no dejan lugar a dudas sobre las intenciones. PC Atletismo, PC Basket y PC Fútbol. Eso es lo que dicta el contrato entre las dos partes. La primera prueba de fuego será el PC Basket que saldrá en 1993 con la posibilidad de disputar los playoffs de la Liga ACB 1992/93. Pero la aparición de ese juego es una mera anécdota ante el que será el buque insignia de la franquicia. Se trata de una nueva versión del simulador de fútbol que saldrá a la venta para la temporada 1993/94. Como es una evolución de la primera saga será bautizado como PC Fútbol 2.0 y cuenta, para delicia de los usuarios, con las licencias de jugadores y equipos.
El as en la manga de los hermanos Ruiz es Carlos Abril. Éste contaba con una herramienta que había creado para una editorial como una forma rápida y eficiente de buscar un libro. A través de esa herramienta se adapta el sistema para el PC Fútbol como base de datos para crear una especie de enciclopedia de jugadores, clubes y estadios.
El PC Fútbol 2.0 (1993/94) ofrece algo totalmente nuevo. Resolución en pantalla 640×480 con 16 colores y la posibilidad de gestionar alineación, tácticas y finanzas. Y todo ello con una base de datos que era consultada en las redacciones periodísticas de todo el país. No solo eso. Podías actualizar las plantillas a través de disquetes que conseguías en quioscos o a través de una suscripción a domicilio. Hoy parece el paleolítico. Antaño era el futuro.
Lo de los quioscos fue la clave de todo. Centurión era consciente de que había muchos más quioscos que tiendas de informática y era junto al periódico deportivo y a los álbumes de cromos donde tenía que estar PC Fútbol. Había además un motivo más para cambiar la estrategia. El IVA a los productos digitales era del 18% mientras que el de libros y revistas se mantenía en el 4%. PC Fútbol se vendía por 2.995 pesetas, un precio modesto para lo habitual entre los videojuegos. La clave residía en que junto a los disquetes o el CD-Rom del juego se entrega la revista PC Fútbol, con lo cual se podía disfrazar el videojuego como bien cultural y abaratar costes. El negocio estaba asegurado y cada edición de PC Fútbol doblaría en ventas al anterior.
La siguiente edición (3.0) experimenta ciertos cambios como un aumento de la resolución y de los colores y la posibilidad de realizar fichajes internacionales, pero en definitiva sigue el mismo patrón que la edición inaugural y su crecimiento sigue imparable. Todo se alió para que el PC Fútbol triunfase. Mediados de los 90. El PC se asienta como opción preferencial de sobremesa ayudado por los disquetes y el sistema operativo de Microsoft Windows. Al mismo tiempo los clubes se convirtieron, salvo contadas excepciones, en sociedades anónimas en 1992 por lo que pasaron a ser gestionados como empresas con sus respectivos balances. Y, por último, pero no menos importante, las retransmisiones televisivas de Canal Plus convirtieron al fútbol en una experiencia próxima al cine cautivando incluso a los menos futboleros. Todo este caldo de cultivo hizo que todo niño y adolescente (niñas por entonces pocas) deseasen gestionar un club de futbol. No solo jugar al fútbol. Sino fichar jugadores o construir estadios. Una experiencia nunca antes vista. El deporte rey con una base de datos descomunal. Una base de datos creada por periodistas que en vez de dar noticias se dedicaban a valorar parámetros de futbolistas de medio mundo.
Y es que, visto el éxito, el asunto se hizo más complejo. PC Fútbol era un juego relativamente sencillo de 38 jornadas en el que se buscaba que el usuario sacase el entrenador que todos llevamos dentro. Los hermanos Ruiz ordenaron un estudio de mercado y se descubrió que lo que le gustaba a la gente era hacer fichajes y construir un equipo desde la nada. Cuando el equipo gráfico esperaba dedicar horas y dinero a mejorar la jugabilidad del simulador resulta que descubrieron que eran las medias numéricas de cada jugador (energía, velocidad, regate, moral, defensa, remate, calidad), la base de datos, las finanzas o la remodelación del estadio lo que hacía que la gente se enganchase a PC Fútbol.
Todo ello hace que se refuerce la plantilla de programadores y se cree una plantilla de periodistas. Junto a Gaby Ruiz el cerebro en la base de datos de PC Fútbol es el también periodista de Canal Plus Julio Maldonado, conocido por todos como Maldini. Tanto Ruiz como Maldini hacen continuos viajes por Europa, bien por trabajo o bien por placer, y aprovechan para comprar libros, anuarios y revistas de estadísticas deportivas. Durante todo el verano graban en VHS partidos amistosos intercambiando cintas de vídeo con otros fanáticos del fútbol para conocer fichajes y jugadores de todo el planeta. Así se crea una base de datos monstruosa que luego es pulida por los informáticos. Éstos últimos diseñan escudos o campos de fútbol y se afanan en explicarle a los periodistas que poner ciertos números en código en un blog en blanco permitirá crear al futbolista de sus sueños.
El cóctel es explosivo y con PC Fútbol 4.0 (1995/96) el juego pasa a un siguiente nivel. Se añade la opción Promanager, en la que en vez de que el usuario escoja al equipo que quiera tendrá que empezar desde lo más bajo y ganarse el pan para poder dirigir a todo un Madrid o un Barça. Por vez primera la espada de Damocles está tras el PC y en caso de malos resultados deportivos o bancarrota económica el juego no te permitirá continuar. Se añaden también por vez primera los torneos europeos, así como la influencia de la moral en el juego del equipo en función de su posición liguera.
Es ya entonces PC Fútbol un juego que conocen profanos y mundanos. Ayuda también la figura de Michael Robinson, un simpático ex jugador inglés del CA Osasuna metido a estrella televisiva. Robinson se explicaba como los ángeles aun no sabiendo castellano y pronto se convirtió en figura mediática gracias a las retransmisiones de Canal Plus y al programa deportivo El Día Después, un exitazo que acertadamente Canal Plus decidió emitir en abierto. Además de ser la imagen en la portada del juego y en anuncios televisivos, Michael Robinson era el vivo retrato del carisma, la humildad y el buen rollo.
Era 1995 y PC Fútbol estaba a punto de dar el gran salto. El salto definitivo que lo convertiría en boom mundial. Los que tenían PC lo disfrutaban. Los que aún no teníamos ordenador nos afanábamos para allanar la habitación de un buen amigo que dispusiera de tan preciado tesoro. Allí apagábamos la luz y nos dejábamos iluminar con aquel brillo futurista atenuado por un protector ocular que, según decían nuestros padres, nos protegía de la radiación cancerígena. Allí uno empezaba su aventura con el Villarreal buscando una plaza en semifinales de la Copa de la UEFA mientras el otro aguardaba turno con el Alavés sopesando la ampliación de un tercer anillo de gradas para Mendizorroza.
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