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La camiseta número 12 de Michael Jordan

La de su última victoria con aquel tiro en suspensión ante los Utah Jazz fue vendida por más de diez millones de dólares marcando un récord aun no superado. En 2020, cerca de dos décadas después de su segunda y última retirada, la réplica de su camiseta roja de los Chicago Bulls seguía siendo el producto de la NBA más vendido por Amazon. No existe ni existirá deportista más relacionado con una elástica que Michael Jordan. El 23 de los Bulls. Su número 23. Conocido por aficionados y por profanos del baloncesto.

Lo curioso es que a Jordan no le gustaba el número 23. Su número favorito era el 45, dígito que portaba su hermano Larry. Un año mayor que Michael, Larry destacaba en el equipo de baloncesto del instituto de Wilmington. Cuando Michael se unió al equipo en su primer año de college Michael decide que, ya que no puede lucir el 45 en honor a su compañero de equipo e idolatrado hermano, partirá la cifra por la mitad. El resultado de 22’5 será irrealizable por lo que redondeará al alza y se quedará con el 23.

Ese 23 lo llevará a la eternidad. La feroz competencia con su hermano acabará diluyéndose cuando el mayor de los Jordan no consiga pasar de los 172 centímetros y tenga que conformarse con un futuro como administrativo y el pequeño ascienda hasta los 198 y se convierta en el deportista más famoso de todos los tiempos.

Michael Jordan es un icono entre otras razones porque fue el primero en hacer decenas de cosas. Entre ellas en portar el número 23. Bill Russell y Julius Erving eran el 6, Wilt Chamberlain el 13, Magic Johnson el 32, Abdul-Jabbar y Larry Bird el 33 y Jerry West el 44. David Thompson, la estrella de la Universidad de Carolina del Norte de la que era fanático Jordan, lucía el número 33. Michael Jordan inauguró el mito del 23 que continúa en la actualidad Lebron James.

El número 23

Sin embargo, a pesar de que el 23 es el número mítico del mito, Michael Jordan ha lucido varios números más. Con la selección norteamericana portó el 9 que le dio el oro en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 1984 y en los de Barcelona 1992. También lució su tan querido 45. Fue tras su primera retirada. Era 1993. Aquel verano su padre fue asesinado tras una trifulca por culpa de un robo. Destrozado, Jordan decidió dejar las pistas de baloncesto e intentarlo como jugador de béisbol, el deporte favorito de su progenitor. Aquellos meses de asueto demostraron que Jordan era un ser humano de carne y hueso portando el 45 de los Birmingham Barons y de paso nos dejaron un tete à tete con Bugs Bunny en Space Jam.

Michael Jordan regresa a las pistas de la NBA ya muy avanzada la temporada 1994-95, veinte meses después de su último partido. No lo puede hacer con el número 23 ya que la camiseta había sido elevada a los altares del United Center, la casa de los Chicago Bulls. Decide hacerlo con el 45 en la espalda en una temporada que acabará en fracaso al caer en las eliminatorias por el título. Para el inicio de la siguiente campaña Michael Jordan retornará su icónico 23 con el que ganará tres títulos consecutivos incluyendo el último en 1998 tras una victoria conseguida con una canasta suya en los últimos segundos antes del fin del partido ante los Utah Jazz.

El partido de la camiseta de los 10,1 millones de dólares.

Lo que es de desconocimiento público es lo ocurrió un 14 de febrero de 1990. Aquel día los Chicago Bulls viajaban a Florida para jugar un partido ante los Orlando Magic. Los Bulls contaban con un balance de 29 victorias y 19 derrotas. Jordan iba camino de su cuarto título consecutivo de máximo anotador, pero aún no había conseguido elevar a los Bulls a los altares. Ese año los Detroit Pistons acabarían con Jordan y compañía en las finales de la Conferencia Este. Por su parte los Magic malvivían en el fondo de la clasificación con un raquítico balance de 14-33.

El caso es que la expedición de los Bulls se instaló en el pabellón con sus pertenencias. Llegaron al vestuario, se quitaron la ropa de calle, se pusieron la ropa deportiva y se dispusieron a hacer breves ejercicios de tiro en la cancha de juego. Tras unos minutos desentumeciendo los músculos los miembros de los Bulls regresaron al vestuario. Jordan abrió su bolsa de deportes, se acercó a la parte del banco que le había sido asignada por su utillero y se dispuso a ponerse su camiseta de juego.

Pero no.

La camiseta no aparecía por ningún lado.

El 23 no estaba. Había sido robada. Los gritos pronto sustituyeron al asombro. Los compañeros de Jordan volvieron a la pista para el inicio del partido mientras Michael esperaba sentado en el vestuario con el torso desnudo. De repente comenzó una búsqueda del tesoro a cámara rápida. El servicio de seguridad se dedicó a interrogar a todos los empleados del pabellón mientras el circuito cerrado de televisión hacía un escrutinio asiento por asiento buscando a algún aficionado que portase el 23 de los Bulls que pudiese prestarle al ídolo. Lo cierto es que había unos cuantos miembros del Orlando Arena que portaban el 23 de los Bulls, pero ninguno que cupiese en un cuerpo moldeado a base de músculos de 198 centímetros.

Los minutos pasaban y el partido iba a comenzar. Michael tuvo que saltar a la pista para el momento de presentación de los equipos. El speaker del Orlando Arena comenzó a desgranar el quinteto titular de los Chicago Bulls. Con el 10 BJ Armstrong, con el 24 Bill Cartwright, con el 54 Horace Grant, con el 33 Scottie Pippen y con el 12… Michael Jordan.

La incredulidad en el pabellón tan sólo fue igualada por la incredulidad de todos aquellos que veían el partido por televisión desde el sofá de sus casas. No se dio ninguna explicación. Simple y llanamente no la había. El utillero de los Bulls había encontrado una camiseta con el 12 en el fondo de una bolsa. Por supuesto no estaba serigrafiada. Sencillamente era una zamarra de los Bulls en la que cabía Jordan.

Orlando venció a Chicago por 135-129 tras una prórroga. Jordan estuvo en pista 47 minutos de los 52 posibles y anotó 49 puntos. Hizo un excelso partido, pero su malestar fue visible tanto dentro de la pista como al finalizar el encuentro. La derrota tuvo mucho que ver, pero el cabreo se había visto triplicado por culpa del desconocido número 12. Maniático hasta lo enfermizo, aquel cambio de planes no había gustado nada a Air Jordan.

Y con el 12….Michael Jordan

A día de hoy sigue sin saberse nada de aquella camiseta 23 de los Chicago Bulls que fue sustraída de los vestuarios del Orlando Arena un 14 de febrero de 1990. ¿Cuál sería su valor si apareciese? Incalculable. La única certeza es que la camiseta fue sustraída en algún momento del día del partido entre la sesión de tiro y el salto inicial. Un rumor sostiene que fue escondida en el falso techo del vestuario rival y que, una vez cerrado el pabellón, el ladrón la cogió y se llevó el tesoro consigo. Lo único cierto es que nunca nadie la ha devuelto y seguimos sin conocer el misterio de una camiseta con muchos ceros detrás de ella.

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