Team Hoyt
El 10 de enero de 1962 fue miércoles. Un día como otro cualquiera. No para Dick. Ese mismo día nació Rick. Fue el mayor de tres hermanos. El primer hijo de Dick. El padre de todos ellos. El apellido era Hoyt. El caso es que el nacimiento de Rick Hoyt fue del todo menos fácil. Llegó al mundo con el cordón umbilical enrollado al cuello.
El oxígeno no pudo llegar al cerebro del pequeño.
Rick Hoyt nacía con una severa e irreversible lesión cerebral.
Viviría en estado vegetativo el resto de sus días.
Sus padres se negaron a aceptar lo inevitable y volcaron todo su amor, tiempo y dedicación en su hijo mayor. Fue duro. Durísimo. Con los años pudieron advertir que su hijo los seguía con la mirada. No era poco para un ser humano en estado vegetal. Y, por supuesto, ningún médico pensó que pudiese llegar a hacerlo.
Ningún médico animó ni apoyó a los padres de Rick.
Fueron considerados unos locos.
Con 11 años Rick Hoyt ya reaccionaba a las bromas con una mueca de satisfacción y, tras una larga lucha y una notable cantidad de dinero, lograron que unos ingenieros de la Universidad de Tufts (Massachusetts) crearan una especie de ordenador como el que luego haría famoso el celebérrimo Stephen Hawking. La primera palabra de Rick fue ‘¡Go Bruins!’, el grito de guerra de los Boston Bruins, el equipo de hockey de la capital de Massachusetts.
De esta forma Rick pudo comunicarse con el mundo y matricularse en la universidad con el paso de los años. Una vez licenciado se convirtió en un hombre de mediana edad que ejercía como profesor y que, aún con ayuda, vivía en casa propia.
Sólo esto que acabo de contar está al alcance de unos pocos seres humanos.
Unos poquísimos seres humanos.
Pero hay más.
Mucho más.

Cuando Rick contaba con quince años un compañero suyo de instituto sufrió un accidente que lo dejaría paralítico. Se celebró entonces una carrera benéfica para recaudar fondos en esa escuela y en otras de la contorna para ayudar al chico y a su familia. Rick sintió que era necesario que él también participase en la carrera para demostrar que la vida podía ser igual de satisfactoria aun viviéndola en una silla de ruedas.
Es entonces cuando Dick, el abnegado padre, entra en escena. A estas alturas es bueno apuntar que Dick era un teniente coronel del Ejército de Estados Unidos. Caminaba cerca de los 40 años, pero su condición física era extraordinaria. Así que no lo dudó ni un instante. Cogió a su hijo, lo subió a una silla de ruedas y juntos corrieron la carrera benéfica. Fueron ocho kilómetros en los que Dick no paró de sonreír y donde descubrió que paso a paso su deficiencia desaparecía.
Acaba de nacer el Team Hoyt.
Desde 1977 hasta 2005 el Team Hoyt participó en un total de 911 eventos, incluyendo 206 triatlones (6 de los cuales fueron competiciones Ironman) y 64 maratones, incluyendo 24 Maratones de Boston consecutivas. Dick ha empujado y tirado de su hijo por todo Estados Unidos, pasando por cientos de líneas de meta. Cuando Dick corre, Rick está en una silla de ruedas que Dick va empujando. Cuando Dick va en bicicleta, Rick está en un asiento especial sujeto al frente de la misma. Cuando Dick nada, Rick está en una pequeña balsa, estabilizada firmemente, que es empujada por Dick. En cierta ocasión, en 1992, el Team Hoyt corrió más de 4.000 kilómetros en bicicleta durante mes y medio.
Durante más de tres décadas, Dick, desde los cuarenta hasta pasados los setenta, empujó y tiró de su hijo por todo el país.
Y Dick no se había subido a una bicicleta desde que tenía seis años. Y Dick nadaba al estilo perrito. En su época no era obligatorio saber nadar para entrar en el Ejército de Tierra.
Empezó de cero. Empezó de la nada.
Al inicio los demás atletas le hacían el vacío al Team Hoyt. Con el tiempo no había corredor que no se acercase a hacerse una foto con los miembros del Team Hoyt. El gran cambio se dio cuando compitieron en 1981 en su primera maratón de Boston. Creada en 1897 y disputada siempre el tercer lunes de abril, los 42’195 kilómetros de Boston son la competición de larga distancia más antigua del planeta llegándose a correr ininterrumpidamente a pesar de la I Guerra y la II Guerra Mundial y sólo cancelada en 2020 por culpa del Covid. El caso es que a inicios de los 70 se había creado una carrera paralela para personas en silla de ruedas. En 1981 los Hoyt se negaron a participar en ella y exigieron competir en la abierta a todo tipo de personas. Todos los miraban, todos cuchicheaban, pero el Team Hoyt no sólo acabó la carrera, sino que quedó entre los 5.000 primeros en una prueba en la que se superan las 25.000 inscripciones.

Dick Hoyt falleció a los 80 años de edad en 2021. Su hijo Rick lo hizo dos años más tarde a los 61 años. El caso, es que, en 2005, cuando dejaron de competir, lo hicieron porque a Dick le había dado un infarto leve durante un maratón. Los médicos descubrieron que una de las arterías de Dick estaba completamente obstruida e inutilizada. Le comentaron a Dick que de no haber estado en tan buena forma probablemente hubiese fallecido una o dos décadas más atrás.
Así que se puede decir que el padre salvó al hijo.
Y también que el hijo salvó al padre.
“Cuando Rick tenía ocho meses, los doctores nos dijeron que deberíamos sacrificarlo, que estaría en estado vegetal toda su vida, ese tipo de cosas. Bueno, esos doctores ya no están vivos ahora, me gustaría que pudieran ver a Rick en este mismo momento”. Dick Hoyt en 2005 tras su última competición.
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