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Kopa Brand

Queda en las nebulosas del olvido, pero Raymond fue el primero. Mbappé, Zidane, Platini y Kopa. Mismo talento, orden inverso. Raymond Kopa fue futbolista grande, imponente, de los de mando en plaza. El primer gran futbolista francés, un país de bicicletas y balones ovalados que sólo ha ido abrazando el fútbol rendido a la evidencia de lo inevitable.

Raymond Kopaszewski era hijo de emigrantes polacos que se instalaron en el norte de Francia buscando una mejor vida. Kopa perdió el dedo índice de su mano izquierda trabajando en una mina de carbón en tiempos de la II Guerra Mundial. Tenía 14 años cuando acabó la contienda y dos decenas cuando firmó como futbolista profesional con el Stade de Reims. Es Reims una ciudad magistral. Capital del champán, a una jornada de trayecto de Paris, destaca por sus cuidados viñedos, sus bodegas elitistas y por una majestuosa catedral gótica bautismal de los reyes de Francia. Bombardeaba por los alemanes durante la I Guerra Mundial, la catedral fue rápidamente reconstruida por los franceses quienes conforman el país más monárquico con corte republicana.

Raymond Kopa - Perfil del jugador | Transfermarkt
Raymond Kopa

Kopa era pequeño, hábil, fuerte y escurridizo al mismo tiempo. Su versatilidad le hacía destacar como mediapunta o incluso como delantero centro. Y ahí radicaba el problema. Aquel puesto estaba reservado en el Real Madrid a Alfredo Di Stéfano. Hubo de ubicarse como extremo derecho a regañadientes. Era habilidoso, aunque carente de velocidad. Antes había convertido al Stade de Reims en un gigante europeo y en el club de referencia en Francia. Formó equipo con Michel Hidalgo y aun le daría tiempo a compartir un año con Just Fontaine antes de que una lesión de rodilla acabase con la formidable trayectoria del goleador magrebí. Kopa era el buque insignia de un Stade de Reims que en 1956 perdió en Paris la primera final de la Copa de Europa ante el Real Madrid.

Al año siguiente era Kopa el que levantaba el trofeo portando la camiseta merengue. Será el primero de tres títulos consecutivos en los que Raymond se erige como pieza fundamental. Aun hoy sigue siendo el futbolista que más asistencias de gol ha dado en finales de Copa de Europa. Por el camino también hubo un Balón de Oro y unas semifinales de Mundial con Francia en 1958, un Everest para el balompié galo de entonces.

Kopa era feliz en el Madrid. Las reticencias iniciales por su posición en el campo pronto se acabaron y trabó franca amistad con Di Stéfano. “Jugar con él era como llevar paracaídas cuando viajas en avión”, diría sobre ‘La Saeta’. Kopa comprendió que por muy bueno que fuese, el ‘capo’ y el mejor sobre el campo era Di Stéfano.

Sin embargo, había un pequeño agujero en la vida de Kopa que día tras día se agrandaba hasta convertirse en un cráter. Se trataba de Christiane, la esposa de Raymond. No le gustaba Madrid y no se adaptaba a la vida en España. Aquella capital gris bajo los auspicios de una dictadura en poco se parecía a la tranquila y provinciana Reims. Su deseo era volver a casa junto a su familia y sus amistades. Si la balanza estaba igualada un hecho terrible la inclinó del lado de Christiane de forma definitiva. El matrimonio Kopa hubo de convivir esos años con la fatídica noticia del diagnóstico de un cáncer en uno de sus hijos. Por aquel entonces la enfermedad derivó en muerte sumiendo en un oscuro agujero negro al matrimonio y al resto de la familia.

Santiago Bernabéu dio el visto bueno y tras tres años de ensueño en lo deportivo Kopa decidió volver a casa. El problema es que el Stade de Reims no tenía forma de pagarle a Raymond lo que demandaba. Bastante tenían ya el conjunto francés con mantener a Fontaine en el equipo. Aunque tanto el Madrid como el jugador fuesen magnánimos, en ese trienio el caché de Kopa había subido tanto que su vuelta a Francia se tornaba en imposible. Italia era entonces la cuna de oro del fútbol mundial y el lugar al que el futuro de Kopa parecía predestinado.

Pero apareció entonces un empresario de Angers que le propuso darle su nombre a una bebida refrescante, agua con gas, de gran éxito en el país galo. Cuajó, pero fue la espita para algo más grande. Un empresario textil le propuso a Kopa venderse a sí mismo. Ejercer de hombre anuncio. Crear la marca ‘Kopa’. ‘Kopa Brand’. Camisetas ‘Kopa’. Botas ‘Kopa’. Era algo inaudito. Si, ya en 1934 el brasileño Leónidas había sido imagen para una marca de chocolates o más recientemente Di Stéfano había sido el icono de una casa de medias (sí, han leído bien), pero aquello era desconcertante. Una muestra radicalmente distinta.

Kopa no hacía anuncios. Kopa era su propio anuncio. Controlaba el mensaje. Era anuncio y anunciante al mismo tiempo. Aquello se llamaba derechos de imagen. Era un ‘brand’, una marca. Estaba controlando su propio destino.

Y la cosa no fue bien. El Stade de Reims volvió a ganar la liga con Kopa pero veía como la brecha con españoles, británicos, italianos y hasta portugueses se agrandaba. Y la gente, tan tradicional en lo que a fútbol se refiere, la tomó con el bueno de Raymond. En cada partido del Reims había sonido de viento cuando el crack francés se equivocaba en un pase o fallaba una ocasión clara de gol. Si es tan importante como para tener su propia marca, si está por encima de los demás, que lo demuestre en el campo, era el sentir general.

Así que Kopa se dijo a sí mismo que era más que suficiente y decidió dejar Reims con el beneplácito de su esposa. Pero no le era posible. Existía entonces el derecho de retención por el cual un jugador no podía abandonar un club si no había consentimiento previo. Los clubes eran los propietarios de la ficha del futbolista y tan sólo tenían la obligación de aumentar un 10 % el salario de un futbolista anualmente para mantenerlo en nómina per secula seculare aunque fuese en contra de su voluntad. Dado que el Reims no tenía intención de traspasarlo, y menos tras la prematura retirada de Fontaine por culpa de las lesiones, Kopa no podría salir de Francia por mucho que lo desease.

Así que, en 1963, a los 32 años, Kopa dio una entrevista a ‘France Dimanche’. Fue duro. Había sido minero en su juventud. Era un inmigrante hijo y nieto de mineros. Era un hombre de tiempos bravos. Y no se cortó ni un pelo. Habló de explotación laboral. Era 1963. Época de cambios sociales, pero quizás Kopa se adelantó un lustro o una década a lo que la sociedad demandaba. El caso es que tanto el Reims como la Federación Francesa de Fútbol reaccionaron furiosos y se sancionó a Kopa con seis meses sin jugar. Kopa intentó acudir a la justicia ordinaria, pero fue en vano, dado que entonces los trapos sucios del deporte se lavaban en la intimidad.

Kopa volvería a jugar, mas nada volvería a ser lo mismo. El Reims pagó cara esa ausencia de seis meses y bajó a Segunda. Ascendería de nuevo, pero Kopa era un bicho raro, una mosca cojonera en un panel de miel. Pleiteó con tesón, aunque tuvo que esperar para estar retirado para que la justicia le diese la razón. A él no le valdría de nada, pero trajo justicia a los que le sucedieron. Era 1968 y el mundo además de playa debajo de los adoquines convertía a los futbolistas en trabajadores con derechos sociales.

A partir de ahí vino todo lo demás. Pocos años después Cruyff firma un gran contrato con Puma. Resultó que la selección holandesa contrató con Adidas y suministró la ropa con las consabidas tres rayas en las mangas. Cruyff se negaba a ponérsela porque hacerlo contravenía su acuerdo con Puma. Tras un largo tira y afloja, se la puso, pero quitando una de las tres tiras. Aquella foto fue célebre. Y no paso nada. Los derechos de imagen eran una realidad. Con el tiempo se olvidó y Florentino Pérez usó esa estratagema para llenar el Madrid de galácticos, pero pronto los futbolistas (y sus representantes) se dieron cuenta de que ahí residía el negocio. A Kylian Mbappé le disuadieron en 2022 de fichar por el Real Madrid por 225 millones de euros a razón de tres temporadas…y 125 a mayores de compromisos publicitarios organizados por el Paris Saint Germain. Mbappe se ha negado más de una vez a cumplir con alguno de esos compromisos que estaban en conflicto con otros de la selección francesa más otros que el mismo ha adquirido a título personal.

Hoy Raymond Kopa es un mito del fútbol francés y europeo. Da nombre al trofeo del mejor jugador sub-21 del planeta y está considerado el pionero del sindicalismo y el hombre que permitió que los futbolistas fuesen los dueños de su propio destino. Pero antes de todo eso Kopa lo pasó mal. Gastó mucho dinero en abogados y tuvo que vender su Balón de Oro acusado por las deudas. Después se rehízo y su marca ‘Kopa’ diseñó la línea deportiva de Adidas que vistió a Uruguay, Chile, Suecia y Yugoslavia en el Mundial de 1974. Hoy ‘Kopa’ ya no existe, pero en 1998 unos chicos neerlandeses fundaron una marca de camisetas de fútbol vintage de preciosos diseños y de éxito mundial. No le pudieron poner ‘Kopa’ por derechos de imagen. Pero no dudaron en bautizarla como ‘Copa’.

SportMob – Raymond Kopa Biography
Kopa

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