Archivos

Cuando Arsenio estuvo en Maracaná

Entonces no existía Arteixo. Eso es moderno. Sostenida por la AC-552, a un lado y al otro de la carretera se asentaron construcciones deficientes en la loca carrera en busca del urbanismo que llevó a miles y miles de aldeanos en pesquisa del progreso. Mas tarde llegó el polígono industrial, luego Inditex y hoy Arteixo es una caótica y pujante ciudad dormitorio de A Coruña.

Seguramente los más jóvenes y los no tan jóvenes no sepan que antes de Arteixo estaba A Baiuca. En un mapa o en un atlas de los 90 aun encontraremos el topónimo de A Baiuca donde hoy topamos Arteixo. En A Baiuca estaba y está el balneario y estaba y está el ayuntamiento. Hoy sobrevive como un barrio, alejado del ajetreo de los camiones, de los vehículos y de la carretera principal. Perdura como la zona más bella de la villa, con su río, su paseo verde y alguna que otra casa señorial, la del médico, la del abogado, la del profesor o la del dueño de la sala de fiestas y del balneario.

Y allí, en A Baiuca, está todavía la casa familiar de Arsenio Iglesias. Hoy imponente y bella, antaño una ‘sobeira’, pequeña, húmeda y escasa de luz, rodeada de barro y charcos en invierno y de arena y piedras con el buen tiempo. Allí nació en 1930 Arsenio Iglesias Pardo.

Menor de nueve hermanos, Arsenio pasó horas trabajando en el agro y otras tantas corriendo detrás de pelotas de trapo. Horas y horas descalzo por las leiras y fochancas de A Baiuca. Con 16 años tuvo la fortuna de llamar la atención de periodistas coruñeses y ojeadores del RC Deportivo. Por entonces el club herculino cubría de cuando en cuando los 15 kilómetros que van desde la capital hasta a A Baiuca y se entrenaba en las instalaciones del balneario. Ficha entonces Arsenio por el Ciudad Jardín, club modesto de la ciudad mientras empieza a trabajar en los trolebuses de Coruña. Al año siguiente es contratado por el Bergantiños de Carballo que militaba en la tercera categoría nacional e inicia los estudios de perito industrial al mismo tiempo que trabaja en la línea de montaje de los trolebuses.

De ahí fichará por el Fabril. Es un interior fuerte, técnico y con carácter. Pasa del juvenil al segundo equipo como una exhalación y tras apenas seis partidos le llega la oportunidad con el primer equipo. Temporada 1951/52. Camp Nou. Barça vs Dépor. Ganan los de casa por 6-1, pero Arsenio marca el gol deportivista. A partir de ahí fueron 13 años en Primera en una época donde había menos equipos y menos futbolistas por escuadra, lo que hace más meritorio el registro que en la actualidad. Arsenio Iglesias llegó a ser internacional B, jugó partidos de Copa de Europa con el Sevilla FC, fue leyenda en el Granada CF, donde logró un subcampeonato de copa, y disputó su última temporada con el Real Oviedo al que salvó del descenso con un gol en la última jornada en San Mamés.

Pero Arsenio es deportivista. Es coruñés. Su ídolo era Juan Acuña. Porque Arsenio quería ser portero. En 1945, cuando Arsenio aun soñaba con ser futbolista, la selección española disputó un partido amistoso en Coruña. El motivo era la inauguración del estadio de Riazor. Se concentraron en el balneario de A Baiuca. Y allí estaban todos. Acuña. Eizaguirre, César, Gaínza, Zarra…ahí supo Arsenio que quería dejar de trabajar la leira y pisar el césped.

Muere a los 92 años el exrojiblanco Arsenio Iglesias | Ideal
Arsenio (agachado, primero a la derecha)

Pero para triunfar Arsenio hubo de emigrar. Y no fue el único. Cerca de un millón de gallegos probaron fortuna en América tan sólo entre 1945 y 1960. Hubo muchos más antes y aun habría cierto goteo en años posteriores. No era para tanto extraño que el RC Deportivo fuera llamado a gritos por esos miles de gallegos para jugar unos cuantos partidos en tierras sudamericanas.

El 14 de junio de 1954 un autocar puso rumbo a Lisboa desde el centro de A Coruña. Viajaban 16 jugadores, entre ellos dos veteranísimos. Uno era Ángel Zubieta, un colosal mediocentro internacional que había hecho carrera en Argentina tras escapar de España con 18 años al iniciarse la Guerra Civil. Tras tres lustros de exilio había vuelto a España para finalizar su carrera en el Dépor. El otro era Pahíño, un delantero centro de tronío que hubo de abandonar el Madrid ante la llegada de Di Stéfano. El joven Arsenio también iba rumbo a Portugal. Que aquel niño descalzo de A Baiuca fuese a subirse a un avión solo era un milagro de los que el fútbol sabe cumplir. Iban también los periodistas Orestes Vara, el masajista, el tesorero del club y Antonio Martínez Rumbo, presidente del RC Deportivo. A base de empanadas y entonaciones más o menos afortunadas de la Rianxeira llegaron a Lisboa, donde el día 16 tomaron un avión con destino a Montevideo, con escalas en Recife y Rio de Janeiro.

El día 20, en el colosal estadio Centenario de Montevideo, el Club Nacional iba a enfrentarse al RC Deportivo. El partido fue suspendido por fuertes lluvias y se jugó el 4 de julio con victoria local por 2-1. Días después el Dépor empató en el CA Peñarol (2-2) con gol de Arsenio e igualó (1-1) con Rampla Juniors. Por el camino actos, ofrendas, homenajes y comidas. Luego derrota por 2-1 en Buenos Aires ante River Plate y empate a dos goles contra San Lorenzo de Almagro.

Pero el plato fuerte es el día 25 de julio. El día de Galicia. Santiago Apóstol. Flamengo vs RC Deportivo. Maracaná. El más legendario de los estadios. Allí iba a estar aquel chaval de A Baiuca. 40.000 espectadores, la inmensa mayoría gallegos, vieron la derrota blanquiazul por 4-1. Eso era lo de menos. Otero; Ortega, Rodolfo, Tomás; Moll, Lechuga; Corcuera, Sara, Pahíño, Arsenio y Moreno fueron los elegidos. Tres días después fue el Fluminense el que venció a los coruñeses por 3-0.

El breve paso del legendario Arsenio Iglesias por el Sevilla
Arsenio (1957/1958)

El Dépor no venció en Maracaná. Ni en ninguno de los siete partidos de la gira. La oportunidad de romper el maleficio no tendría lugar hasta cerca de cuarenta años después. Hasta el 24 de marzo de 1993.

Por entonces Arsenio Iglesias era el entrenador del Dépor. Del Superdépor. Tras años de sufrimiento en Segunda, Arsenio había ascendido a los coruñeses a Primera y por entonces eran la revelación de la temporada al ocupar la tercera posición de la tabla. Lo hacían gracias a Mauro Silva y Bebeto, dos internacionales brasileños que habían sido fichados el año anterior.

Antes de tomar rumbo a Europa, Bebeto jugaba en el Vasco da Gama, club por el que había firmado para cubrir el ocaso de Roberto Dinamite, la leyenda vasquense que sumaba 711 goles en 1140 partidos. Dinamite había tenido un fugaz paso por el FC Barcelona, sin embargo el grueso de su carrera se había desarrollado en Brasil. Aquel día de marzo tendría lugar su partido homenaje y su amistad con Bebeto fructificó en que los deportivistas fueran los invitados de honor.

La expedición partió del aeropuerto de Alvedro rumbo a Madrid tras ganar 5-0 al Burgos CF en partido de Liga. Iban todos y Mauro y Bebeto tenían la prebenda de viajar con sus familias. De Madrid llegaron a Río de Janeiro donde sorpresivamente fueron recibidos con fanfarria. Luego se supo que la fanfarria era por la selección sub-20 brasileña que también estaba en el aeropuerto carioca y que acababa de proclamarse campeona del mundo de la categoría.

Cuando la expedición llegó a Brasil se llevó un gran chasco. Había múltiples periodistas buscando declaraciones de Mauro y hasta había quien narraba los entrenamientos de Bebeto en directo, pero la expectación por el resto del grupo fue nula. Luego Aldana y Claudio tuvieron que hacer el camino inverso y volver a España porque acababan de ser convocados por la selección para jugar un trascendental partido contra Dinamarca clasificatorio para el Mundial 1994.

Pero la verdadera decepción tuvo lugar al arribar a Maracaná. Estaba tal cual lo recordaba Arsenio. Y eso no era bueno. Estaba viejo, abandonado. La hierba estaba alta, los accesos anticuados y desatendidos y las gradas necesitaban una mano de pintura. Pero era lo de menos. Era Maracaná. Arsenio prohibió la playa y los jugadores se quedaron sin chapuzón en Copacabana. Había que ganar el partido.

Ante 50.000 espectadores el RC Deportivo formó con Liaño; Mariano, Albisteguí, Djukic, Ribera, Nando; José Ramón, Mauro Silva, Fran; Marcos Vales y Bebeto. Por el Vasco da Gama también formo Zico, estrella del Flamengo y gran rival de Dinamite, quien por un día vestiría la camiseta blanquinegra de Vasco. El Dépor ganó con claridad el duelo por 0-2 con goles de Bebeto y Nando.

Tras el partido Roberto Dinamite regaló un reloj a cada uno de los presentes y tuvo lugar una fiesta en la discoteca Scala, un local propiedad de Chico Recarey, un empresario originario de Coristanco, un pueblo de la provincia de A Coruña. Fue una fiesta, un amistoso, un partido para recordar para un club modesto como el RC Deportivo. Para Arsenio Iglesias fue una segunda vez. La segunda vez que pisaba Maracaná. Y está vez quería lograr la victoria.

“Queríamos quedar bien, representábamos a Galicia. Yo no vine a Maracaná a tirar el prestigio”. Arsenio Iglesias, ex jugador y ex entrenador del RC Deportivo.

Otras historias del deporte gallego

Escollendo ao mellor deportista de Galicia (un repaso por los grandes del deporte gallego en dos artículos)

La aldea gala del hockey (como el HC Liceo destronó a los grandes del hockey catalán)

El penalti de Djukic (el último minuto del último partido de la Liga más agónica jamás vivida)

La Liga del Dépor (como la justicia divina devolvió un título que el Dépor reclamaba)

Delio Rodríguez (el gran ciclista gallego plusmarquista de triunfos en la Vuelta a España)

La Liga de 22 (cuando el Sevilla FC y el RC Celta estuvieron a punto de descender por culpa de la burocracia)

El Mundial de Clubes que nunca se jugó (cuando el Dépor y Riazor iban a organizar un Mundial)


¿Quieres recibir un email cada vez que se publique una entrada nueva?

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.