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Tokio 2020. Balance

En Rusia se prohíbe enseñar un idioma extranjero en los colegios públicos ante el escándalo de una Unión Europea que permite que varios de sus miembros legislen con tintes homófobos. El Reino Unido celebra el brexit y proclama como día de la libertad el fin de las restricciones por Covid mientras baten récord veraniego de infectados. En España lo que se baten son récords de precariedad laboral, descrédito económico y pesimismo generalizado y aun así la calle solo arde para amparar la libertad de un rapero de pésimo gusto.

En Lyon se realiza el primer trasplante de hombros y brazos al mismo tiempo que un cacharro con cuatro ruedas se da un paseo por Marte. En Cuba siguen instalados en 1959 y siguen imaginando, como imaginó John Lennon hace ahora medio siglo. En Canadá mueren más de 700 personas por una ola de calor que supera los 50 grados mientras que en Alemania más de 200 fallecen por culpa de unas riadas en pleno mes de julio.

Media América celebra el bicentenario del fin del dominio español cuestionando la democracia, mientras la democracia más antigua del planeta echa democráticamente a un loco del sillón presidencial que alentó el asalto del Capitolio de Estados Unidos por un grupo de tarados.

Joe Biden, un anciano de 78 años, es elegido el hombre más poderoso del mundo. Putin tiene 69, Xi Jiping 68 y el desconocido presidente de India 76 primaveras. En Europa cuanto más joven e inexperto, mucho mejor. El drama de la belleza efímera ataca a Miss Universo por pasarse con los retoques virtuales. Virtuales son los youtubers, los blogueros, los instagramers y los bitcoins, que llegaron a cotizarse a 50.000 dólares al mismo tiempo que una empresa centenaria como Hertz se iba al carajo incapaz de menear sus más de 200.000 coches por culpa de la pandemia.

Fallece Larry King y Albert Roux, el hombre que convirtió el comer en un placer. Placenteras eran las caderas de Raffaella Carra que durante años demostró que para menearse había que viajar al sur. Mucho más lejos viajó Michael Collins, el desafortunado al que le tocó hacer de conductor mientras sus compañeros borrachos se pegaban un fiestón gravitando por la Luna. También falleció Felipe de Edimburgo. Lástima. Pero ese no era el que tenía que marcharse al otro mundo. El príncipe Carlos ya suma 69 años esperando para ser coronado Rey de Inglaterra.

Fueron los Juegos de la XXXII Olimpiada. Se iban celebrar en 2020 pero al final se pospusieron a 2021 coincidiendo con el 150 aniversario de los primeros Juegos Olímpicos de la era moderna celebrados en Atenas. Fueron los Juegos del silencio. Japón quería erradicar, no mitigar el coronavirus. Pudieron ser los Juegos de la quiebra financiera. El gobierno nipón admitió que de cancelarlos no tendría forma de devolver el dinero ingresado por los derechos televisivos. Sin alcohol en los bares solo la borrachera de oros japonesa hizo fluir tickets de metro gratuitos para que la fiesta de la villa olímpica se trasladase a la noche de Tokio.

Quisieron ser los Juegos de la igualdad, desde Suecia a Arabia Saudí a pesar de que Brunei no pudiese llevar a una abanderada porque solo contaba con machos en su delegación. Hubo luces, drones y fuegos artificiales para disfrute del consumidor televisivo mientras los atletas saludan al vacío.

Fueron los Juegos de deportes sospechosos de considerarse como tales caso de la escalada (en rocódromo), el baloncesto (3×3) o el skate, gobernado por niños que gritan y ríen a ritmo de Foo Fighters o Pennywise cuando no tienen edad para estrenar las camas antisexo de la villa olímpica. Lo curioso es que para aquellos que consideran sospechoso el skate no lo es que un señor de 62 años gane una medalla de oro por subirse a lomos de un caballo.

Y es que el mundo está en continuo cambio. En Alemania se manifiestan contra el sacrificio de un caballo olímpico tras los servicios prestados. Gavin Hubbard, antes Laurel, se convierte en el primer transexual de los JJ.OO. La namibia Christine Mboma compite como mujer ante la duda de sus tasas de testosterona. El equipo germano de gimnasia estrena una equipación asexual para su concurso cuando las adolescentes de medio mundo se pasan el día en leggins y leotardos. Una lanzadora de peso estadounidense obtiene la plata, pero gana la medalla de platino por su peinado, sus mascarillas y sus declaraciones a favor del movimiento LGTBI. Una japonesa de tez oscura enciende el pebetero olímpico.

Tokyo 2020: Naomi Osaka fue la encargada de encender el pebetero olímpico -  Los Pleyers
Empieza la fiesta

‘The New York Times’ y la ‘NBC’ cambian el orden tradicional del medallero para que Estados Unidos supere a China y vuelven al original en la última jornada cuando los americanos dan el ‘sorpasso’ gracias a un último oro. Las parejas chinas de dobles mixtos de tenis de mesa y la masculina de bádminton tienen que pedir perdón públicamente por perder el oro ante los odiados taiwaneses y japoneses respectivamente. La orgía de oros de Japón hace dudar de la importancia del público para el anfitrión. Australia domina en la piscina, Italia es un cohete y Kosovo gana el doble de medallas de oro que la India con 1.000 veces menos habitantes. Rusia se convierte en el Comité Olímpico Ruso y cambia su himno por el concierto para piano número uno de Tchaikowsky.

Un atleta iraní gana la medalla de oro en tiro y Estados Unidos pide que se la retiren por estar en su lista de terroristas más buscados. Aditi Ashok gana la medalla de chocolate en golf tras cambiar a su padre por su madre buscando un caddie que no le gritase tanto. García Bragado compite en sus octavos JJ.OO en la misma prueba donde un español se pasa 49 kilómetros y 850 metros saboreando la plata para en los últimos 150 metros acabar fuera del podio. Se considera una oda al olimpismo que un italiano y un qatarí compartan medalla de oro en salto de altura y nadie se pregunta porque no compartieron la de plata.

Ninguno de los fondistas, velocistas o saltadores de Estados Unidos gana la medalla de oro en Tokio. Desaparecida Rusia, el atletismo ha recuperado a Europa para la causa tras décadas abandonado por la audiencia ante la ausencia de repercusión de sus atletas. Más de la mitad de los finalistas del 1.500 son europeos por vez primera desde tiempos inmemorables, y aunque muchos son hijos de africanos, parece que la Europa multiétnica le ha vuelto a coger el gusto al correr.

Italoestadounidense es Marcell Jacobs, el italiano que se convirtió en el primer europeo campeón de los 100 metros desde Barcelona 92. De origen etíope es Sifan Hassan la neerlandesa que logró doblete en 5.000 y 10.000 metros. Rubios y arios son Ingebrigtsen y Warholm, este último bajando de 46 segundos en los 400 vallas cuando reducir los 47 se consideraba ciencia ficción. De otro planeta también es el récord de Yulimar Rojas en longitud. Allyson Félix sumó 11 medallas en cinco Juegos superando la decena del Hijo del Viento.

La preparación y las suelas de fibra de carbono con tecnología Mercedes han ayudado a obtener buenas marcas y a batir unos cuantos récords con la proporción adecuada para que su excepcionalidad siga siendo su gran valor. No sucedía así con la piscina, donde en la época del poliuterano las marcas eran una fiesta y ha habido que esperar a Tokio para batir aquellos tiempos mentirosos.

Caeleb Dressel sucedió a Phelps con cinco oros en la piscina, pero su falta de magnetismo le impidió ser el rey de los Juegos. La reina abdicó por culpa de unos demonios que entraron en su cabeza y aunque Elaine Thompson, Sifan Hassan o Katie Ledecky reclamaron su trono atufan a republicanismo.

Jamaica sigue humillando a Estados Unidos en la velocidad y Kenia y Etiopía deben ponerse las pilas sino quieren perder la hegemonía del fondo en África. Un tifón aplaza la competición de vela para alegría de los surferos. El calor, la humedad y las cigarras hacen que una tenista tenga que volver a la villa olímpica en silla de ruedas. Djokovic lo hace en taxi tras dejar en la estacada a su compañera de dobles mixtos. Pau Gasol se va de sus últimos Juegos sin medalla en la enésima fiesta del baloncesto NBA.

Fueron los Juegos de las babas, de los test diarios de saliva. Los Juegos de las camas de poliéster 100 x 100% recicladas. De los platos de cartón y los vasos de papel reciclados. De los podios hechos con impresoras 3D fabricados con desechos plásticos. Fueron los Juegos de los coches eléctricos y de las medallas hechas con desechos de teléfonos móviles inservibles.

Fueron, en definitiva, los mejores Juegos de la historia. Los de 2020 celebrados en 2021. Hasta que dentro de tres años, en Paris, volvamos a tener los mejores Juegos de la historia.

Las mejores imágenes de la ceremonia de clausura de los Juegos Olímpicos -  Infobae
Arigato

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