Archivos

Día de la Hispanidad 1969

La conmemoración de un día de fiesta nacional es una consecuencia de la exaltación del nacionalismo en el proceso de construcción de los Estados-nación. Sea la festividad local, regional, nacional o supranacional, es intrínseco a la idea de un poder popular dirigido a través de un ente político que surge de unos ancestros comunes. Ese sentimiento debe estar enraizado en ideales patrióticos, que están originados por lazos culturales, étnicos, religiosos, históricos, afectivos y/o económicos.

Cuestionar la celebración de una festividad (en este caso nacional) es cuestionar también el propio Estado-nación, sistema de vida en el que la sociedad en mayor o menor medida lleva rigiéndose desde hace un par de siglos. Cuestionar el sistema es factible y legítimo, pero conlleva profundas consecuencias.

El Estado-nación ofrece un desarrollo social y económico que puede ir acompañado de libertades (democracia) o no (dictadura), pero que permite la creación de ciudadanos donde antes había vasallos. Todos los Estados-nación del mundo celebran su fiesta nacional y en todos ellos hay una parada militar. Hoy da la sensación de ser un desfile desfasado, pero debemos recordar que, a pesar de que asociamos al Estado con la sanidad y la educación, lo que primero proporcionó el Estado-nación fue libertad, y la libertad se consigue a través de la seguridad y de la ley. Y para que se cumpla la ley debe existir el contrapeso de la fuerza.

La mayoría de los países conmemoran la fecha de su independencia o de su unificación, algunos celebran una fecha de significado monárquico y los hay, caso de Portugal, que se lo dedican a Luis de Camôes, el escritor más célebre en lengua portuguesa. La festividad francesa del 14 de julio recordando la toma de la Bastilla es también día de celebración para toda la Humanidad.

En España la fecha a celebrar es el 12 de octubre. Fiesta nacional de España, llamada en su día Fiesta de la Hispanidad o Día de la Raza. Y, de acuerdo con los tiempos que corren, Día del Respeto a la Diversidad Cultural o Día del Encuentro entre Dos Mundos en múltiples países americanos.

A pesar de todas las connotaciones negativas que tienen los primeros términos citados, el 12 de octubre no fue un invento de Franco como muchos suelen creer. De hecho, durante el Franquismo la Fiesta nacional se celebraba el 1 de abril, homenajeando el fin de la Guerra Civil y la victoria del ejército sublevado. El 12 de octubre, el día en el que Colón y su tripulación desembarcaron en las Antillas y revelaron aquellas tierras para los europeos, siempre fue una festividad de enorme arraigo en Hispanoamérica.

Los actos ceremoniales de los Estados-nación occidentales (bandera, himno y día Nacional) tienen como punto de partida el siglo XIX y su aceptación está ligada al auge del romanticismo y de los ideales nacionalistas. En el Estado español, la primera vez que hay constancia oficial de festejos del Día Nacional fue el 12 de octubre de 1892, conmemorando el IV aniversario del Descubrimiento.

No obstante el quid de la cuestión tuvo lugar años más tarde. En 1913, en pleno apogeo de las ideas raciales, el ministro Faustino Rodríguez impulsó la institución del 12 de octubre como Día de la Raza en todos los países de habla hispana. Fue un exitazo en toda Latinoamérica, y a pesar de que desde 1958 en España se cambió por la expresión Día de la Hispanidad, en Colombia, Honduras o El Salvador se sigue empleando la denominación original.

Por lo tanto, el 12 de octubre de 1969 se celebró en España el Día de la Hispanidad. No era por entonces el día de la Fiesta Nacional, pero evidentemente era un día de gran importancia simbólica.

Aquel año sería una festividad muy especial para los ciudadanos de La Línea de la Concepción.

—ESPAÑA vs FINLANDIA. 1969—

Al acabar la II Guerra Mundial la ONU determinó que Gibraltar era un territorio pendiente de descolonización. Sin embargo, dado que España estaba regida por una Dictadura, Inglaterra hizo valer su peso internacional para que nunca se cumpliese esa resolución. Tras varios dimes y diretes no hubo ningún cambio de status, hasta que a finales de 1960 la presión española se recrudeció. Los ingleses contraatacaron celebrando un referéndum pseudodemocrático en Gibraltar que daba a los gibraltareños un Gobierno y una Constitución propia, por supuesto, dependiente de la corona británica.

Total que, envalentonado, Franco ordenó el 8 de junio de 1969 el cierre de la valla de Gibraltar, es decir, el corte de las comunicaciones entre España y el Peñón. Esto era un duro varapalo para los gibraltareños, pero también para miles de españoles de poblaciones limítrofes como Algeciras, San Roque y, fundamentalmente, La Línea de la Concepción. Para los que no conozcan la zona, Gibraltar y La Línea son poblaciones colindantes, siendo la primera escarpada y angosta y la segunda llana y abierta a la Península. En realidad, si no hubiese sido por la influencia económica de la colonia inglesa, La Línea no pasaría de ser un pequeño pueblo.

De un día para otro se estima que unos 5.000 españoles se quedaron sin trabajo, por no hablar de la fractura para muchas familias mixtas que surgieron con el paso de los años. Para compensar a la maltrecha economía de La Línea, el Gobierno decretó la urbanización (ilegal) de la zona neutral entre ambas poblaciones y programó un ambicioso plan de industrialización que sólo se llevó a cabo bajo mínimos. Quizás lo más impactante fue la creación de un trenecito turístico para ver todo el litoral linense.

Y, por supuesto, la construcción de un estadio de fútbol a edificar dentro de la Ciudad Deportiva Francisco Franco. El nombre del coliseo sería José Antonio Primo de Rivera. Se trataba de un descomunal campo de fútbol con capacidad para 21.000 espectadores, cifra monstruosa para albergar los partidos de la Balompédica Linense, club gaditano habitual en la Tercera División. Fue construido en poco más de dos años.

Sólo se llenaría en una ocasión. El día de su inauguración. El 15 de octubre de 1969 para presenciar un encuentro entre España y Finlandia.

Era el último partido de clasificación para el Mundial de 1970. España no se jugaba nada. La selección tuvo hasta 3 entrenadores diferentes en una fase de clasificación para el olvido en la que fueron incapaces de superar ni a Bélgica ni a Yugoslavia y en la que se cosechó una humillante derrota en Helsinki ante Finlandia. El último e intrascendental encuentro sería nuevamente ante Finlandia, pero esta vez en territorio español.

Iba a ser el primer partido como seleccionador de Kubala y también iba a ser el último como internacional de Gento. El extremo cántabro se retiraba con 43 encuentros internacionales en su haber, una cifra extraordinaria para la época.

Durante toda la semana el clima de exaltación patriótica fue inmenso. En toda España el 12 de octubre se vivió con una agitación emocional alta, fuese un sentimiento real u obligado. Desde Zaragoza a Huelva, pasando por Coruña o Tarragona, todos los actos del Pilar finalizaban con una reclamación de españolía del Peñón. Decenas de periodistas viajaron hasta La Línea y se hicieron múltiples reportajes para toda España sobre el día a día de los habitantes de la comarca del Campo de Gibraltar.

El día del encuentro estuvo lleno de actos simbólicos. Todos los hoteles, hostales y pensiones de la bahía de Algeciras estaban llenos. Por la mañana el complejo deportivo fue inaugurado por el ministro falangista José Solís, quien, por supuesto, fue nombrado hijo adoptivo de la ciudad. También fue inaugurado el nuevo palacio consistorial y un colegio infantil. Todo ello bajo la atenta mirada y la bendición del obispo de turno. Luego hubo una serie de pruebas y exhibiciones deportivas infantiles y juveniles mientras actuaba la banda de música de la Legión. A la hora del encuentro, además del citado Solís, también formaría cohorte en el palco Méndez Tolosa, ministro del ejército.

A las 17.00 horas tendría lugar el inicio del partido. El estadio estaba lleno, engalanado con varias rojigualdas y cientos de pancartas se esgrimían exigiendo la devolución del Peñón. “La dignidad de la Patria por encima de todo”, “Gibraltar con España”, “El Peñón es nuestro” o “Saludos de España a La Línea y su Peñón” rezaban varias de las inscripciones.

España venció con claridad por 6-0. Formó con Reina; Gaztelu, Barrachina, Pirri, Eladio, Violeta; Amancio, Velázquez, Gento (Quino); Gárate (Pujol) y Asensi. La selección jugó brillantemente dejando atrás las malas sensaciones de partidos anteriores. Muchos dijeron que todo había sido gracias al sentimiento patriótico. De hecho, coincidió que en la primera parte España atacó hacia la portería que tenía a sus espaldas el Peñón. En esos primeros 45 minutos se anotaron 5 de los 6 goles. “Parecía que el objetivo era Gibraltar y no la meta finlandesa”, se pudo leer al día siguiente en la crónica de ABC.

El público no se cansó de exclamar ¡viva España! durante los 90 minutos de juego y TVE (por entonces el único canal televisivo) concentró a todo un país unido por el fútbol y por la reclamación del Peñón de Gibraltar. Los jugadores recibieron una prima de 25.000 pesetas por la victoria y de otras 5.000 por cada gol de ventaja. Ya se sabe que el dinero siempre ayuda a aumentar el fulgor nacionalista.

Con el paso de los años se le suprimió el nombre de José Antonio al estadio y se redujo su capacidad al convertir varias localidades de pie en asientos, pero, aunque en 1984 volvió a acoger un encuentro de la selección española, ni el campo se llenó ni se volvieron a repetir aquellos sentimientos de exaltación patriótica de aquel 15 de octubre de 1969.


¿Quieres recibir un email cada vez que se publique una entrada nueva?

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.