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Rusia 2018. Balance

Los griegos reconocen la existencia de Macedonia y entretanto la UE hace aguas. En Italia no dejan entrar a los inmigrantes y en España no dejan entrar a un ‘ex president’ que se pasea por Europa autoproclamándose mártir cuando vive en un hotel de 100 euros la noche. ETA anuncia su disolución con más de 800 asesinatos a cuestas y sin lograr nada a cambio. El presidente de Corea del Norte visita Corea del Sur por primera vez en 65 años. Donald Trump y Vladimir Putin hablan de imperios y, entretanto ellos sueñan, China está a punto de alcanzar el 20% del PIB mundial.

Se celebra el bicentenario de la independencia de Chile, mientras al presidente Nicolás Maduro le hacen el vacío sus colegas sudamericanos y para remediarlo decide acuñar una nueva moneda para Venezuela. Hay elecciones parlamentarias en Cuba y Miguel Diaz-Canel es elegido presidente con 603 votos a favor de 604 posibles, porque él tuvo la decencia de no votarse a sí mismo.

Las mujeres se manifiestan por medio mundo exigiendo igualdad y respeto. En el otro medio celebran como un logro que en Arabia Saudí se les permita sacar un permiso de conducción. Fallece el escritor Tom Wolfe y el astrofísico Stephen Hawking, el descubridor de los agujeros negros. Negro era el vestido de Audrey Hepburn en ‘Breakfast at Tiffany’s’ diseñado por el también fenecido Hubert de Givenchy. En una cueva de Tailandia rescatan a un grupo de niños y a su monitor de una muerte segura en un evento seguido a nivel planetario por las llamadas redes sociales. El príncipe Carlos va camino de los 70 años y ya son 66 los que lleva esperando para ser coronado Rey de Inglaterra.

Participaron 32 países entre los cuales había dos debutantes; Panamá e Islandia. Roman Torres, capitán panameño de 99 kilos de peso, fue acusado de gordo por un par de periodistas a lo que contestó levantando la camiseta y enseñando una tableta que ya le gustaría tener a la mayor parte de los plumillas. Halldorsson es un director de cine islandés que en su tiempo libre se dedica a ser portero para así poder pararle un penalti al mejor jugador del mundo. Cuando Messi falló, el que fuera mejor jugador del mundo, y que estaba viendo el partido en el palco, se lamentaba de la eliminación de Argentina dando un bochornoso espectáculo cimentado con el consumo de sustancias prohibidas.

Inglaterra causa sensación con los chalecos de su entrenador, mientras que Japón asombra al mundo no por su fútbol, sino por su exquisita educación y lo impoluto que dejan los vestuarios al acabar un partido. En Nigeria juega de titular un portero de 19 años que es suplente en el equipo filial del RC Deportivo, de la tercera categoría española. En Egipto ponen a jugar a un cancerbero de 43 años que podría ser padre del africano.

No fue el Mundial de Messi ni tampoco el de Cristiano. Cristiano le metió 3 goles a España y no hizo nada más. Fue su modo de decir, españoles me vais a echar de menos. Ahora se va a Italia. España empezó el Mundial con ansias de ser campeona del mundo y lo acaba en depresión y con un nuevo seleccionador que es odiado por la mitad del país. Italia empezó el Mundial deprimida y lo termina llena de ánimo con el fichaje más importante en la Serie A en lo que va de siglo.

Se estrenaron nuevas reglas. El VAR, que causo menos problemas de los esperados, y un cuarto cambio en las prórrogas, lo cual no impidió las lesiones simuladas y el miedo atroz a atacar en el tiempo extra para amarrar la tanda de penaltis. El cese de Lopetegui y los peinados y las caídas de Neymar hicieron la delicia de los hacedores de memes. Con las nuevas tecnologías también topo Alemania, ya que dicen que sus jugadores le dedicaban más tiempo al fútbol virtual de la Play que al real del terreno de juego.

Fue un Mundial sin chicha, aunque con muchos goles, el 43 por ciento de ellos a balón parado. Europa ganó los primeros puestos del torneo, aunque ningún país ganó el trofeo a un fútbol de ensueño que quedara para el recuerdo. Los fogosos belgas con Lukaku, De Bruyne y Hazard eliminaron a una encorsetada Brasil en un precioso encuentro de cuartos de final. Después, unas pinceladas de Croacia, y un precioso duelo entre Francia y Argentina con destellos de superclase de un imberbe Mbappe, un negro del extrarradio parisino símbolo de la Francia del siglo XXI y al que comparan con una tortuga de dibujos animados que tiene nombre de genio del Renacimiento.

La Copa del Mundo fue para Francia que derrotó a una sorprendente Croacia por 4-2 en la final más goleadora desde 1966. Fue la primera vez en la historia que en unas semifinales de un Mundial no estaban ni Alemania, ni Brasil, ni Argentina ni Italia (los italianos de hecho ni estuvieron en Rusia). Ganó la Francia del eléctrico Mbappé, del vigoréxico Pogba, del colosal Umtiti y de Griezmann, la última esperanza de los franceses rubios, pequeños e insolentes. Pero el gran vencedor del Mundial fue Vladimir Putin, que supo controlar a los hooligans y a los terroristas y que dejo una imagen global de una Rusia moderna y civilizada.

El máximo goleador fue el inglés Harry Kane, con 6 goles. Empezó como un tiro y acabó sin pólvora, al igual que su selección, que a pesar de acabar en un meritorio cuarto puesto sólo consiguió ganar en el Mundial a las temibles selecciones de Túnez, Panamá y Suecia. El mejor jugador del Mundial fue el croata Luka Modric y en la final el honor recayó en el galo Antoine Griezmann.

“El juego se ha convertido en un espectáculo, con pocos protagonistas y muchos espectadores, fútbol para mirar, y el espectáculo se ha convertido en uno de los negocios más lucrativos del mundo, que no se organiza para jugar sino para impedir que se juegue”. Eduardo Galeano.


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