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La orgía de puntos de Navarro

Para septiembre de 2011 se iba a celebrar en Lituania una nueva edición del Campeonato Europeo de Baloncesto Masculino. O dicho de otra forma el Eurobasket. Como en todos los torneos continentales que la selección ha disputado en lo que va de siglo, España era, sino la máxima favorita, una de las dos o tres selecciones candidatas a lograr el título.

Era el campeonato de Felipe Reyes. Su padre acababa de fallecer y la conjura entre ese maravilloso equipo, y sobretodo grupo de amigos, era dedicarle la victoria al cordobés. Sin excesivos problemas España solventó la primera fase con una única derrota ante Turquía con la primera plaza del grupo ya asegurada. En la segunda fase, con el rodillo en funcionamiento, avasalló a Alemania, Serbia y Francia. Ante los galos (96-69) la exhibición fue de época. Empezaba lo trascendental. Para cuartos de final tocaba la siempre incómoda Eslovenia.

Juan Carlos Navarro tenía por aquel entonces 31 años. Estaba en la plenitud física y mental en su carrera. Aquella temporada había sido elegido el mejor jugador de la Euroliga y de la final de la Liga ACB. Era una delicia verlo jugar. De la irrepetible generación dorada era el chico con mayor elegancia y calidad del grupo. Una delicia para la vista. Un icono baloncestístico. Uno de esos por los que vale la pena pagar la entrada.

A España le costó arrancar ante Eslovenia y tanto Pau como Marc Gasol no conseguían hacerse un hueco a la zona. Todo cambió tras el descanso. En un vendaval ofensivo, los españoles anotaron 36 puntos en un solo cuarto. Navarro dio un clínic y las metió de todos los colores. Esa frase hecha, muchas veces exagerada, aquí fue real y en toda su magnitud. Porque hubo canastas de decenas de formas distintas. Fueron 26 puntos con 7/8 en tiros de dos y 4/8 en triples.

¿De todos los colores? Sí, de todos los colores. Asistencias con bote. A una mano. A dos manos. Triple lateral con un defensor. Triple frontal con defensor. Triple a pie cambiado saliendo de bloqueo. Canasta de seis metros desde la esquina. Bandeja ante dos defensores. Bandeja a mano cambiada. Entrada a canasta corriendo a toda pista. Triple desde ocho metros con un pie en el aire. Triple desde ocho metros parando a pies juntos tras carrera. Canasta tras rectificado. Canasta tras fadeaway. Triple tras finta. Canasta tras amago de pase. Tiros libres (que también hay que meterlos). Asistencia entre las piernas. Y bombas. Muchas bombas. Una detrás de otra.

Un jugador pasa al recuerdo de una generación por su grandeza. Y la hay de dos tipos; la del palmarés y la de la excelencia. Si eres capaz de aunar las dos ya no estarás en el recuerdo de una generación sino que formarás parte del olimpo y de la leyenda. Traspasarás generaciones. Navarro tiene la suerte de contar con ambas características, pero aún sin títulos su lugar estaría gravado en la excelencia del baloncesto por un único movimiento. Kareem Abdul Jabbar popularizó y perfeccionó el gancho y le dio nombre propio; “skyhook” (gancho del cielo). Navarro no inventó el tiro con parábola ante el defensor más alto, pero lo popularizó y lo perfeccionó. “La Bomba” es tan bella y transmite tal sincronía entre el brazo, la muñeca y el balón, que no da nombre a un arte del juego, sino al propio ejecutor.

“La Bomba Navarro” dio el recital definitivo en las semifinales ante Macedonia. Anotó 35 puntos (5/9 en triples), de los cuales 19 fueron en el tercer cuarto. Al descanso España caía de un punto. Al inicio del último parcial vencía por nueve tantos. La demostración en el lanzamiento fue excepcional. En la final endosó 27 a Francia. Al igual que ante Eslovenia y Macedonia volvió a entrar en trance en el tercer cuarto, pero Batum y Parker ahogaron al escolta catalán con su marcaje. Bendito problema. Se dedicó a dar asistencias y a proporcionar canastas fáciles para Pau Gasol.

Navarro fue elegido mejor jugador del Eurobasket con un promedio de 29,3 puntos en los tres partidos decisivos (18,7 en todo el torneo) y un 50% en los lanzamientos de tres puntos. Compartió plaza en el quinteto ideal junto a Parker (Francia), McCalebb (Macedonia), Kirilenko (Rusia) y Pau Gasol. Nunca antes ni nunca después un jugador español que no fuera Gasol lidero a la selección en anotación estando el pívot catalán disputando un torneo.


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