Jo Jo White. El mejor en el mejor partido que se ha jugado nunca
Tras unos años en el olvido por la combinación de un tumor cerebral y la afectación del alzhéimer, la semana pasada fallecía Jo Jo White. Uno de los mejores jugadores de baloncesto de una de las peores épocas para ser jugador de baloncesto. La década de 1970 es tiempo de cocaína en los vestuarios, apuestas extradeportivas, problemas raciales, peleas en las pistas y pabellones vacíos. Cuando el basket volvió a despegar, Jo Jo ya no formaba parte de la magia.
White era un base fiable, elegante, pulcro y correcto. De esos que adoran los entrenadores y que calan en los vestuarios. Recaló en los Celtics en 1969, cuando los miembros del equipo victorioso de los 60 ya habían colgado las zapatillas. Dicen los historiadores que cuando una institución es fuerte la persona no es relevante. Es decir, cuando la monarquía tiene buenos cimientos el objeto de las críticas es el rey como persona. El problema se da cuando se venera al individuo y se critica a la institución. En la España actual a esto se le llamó ‘Juancarlismo’. Jo Jo White era el base del equipo de las leyendas. Era el base de los Boston Celtics, una de las entidades deportivas más enérgicas de los Estados Unidos. Jugar en ese equipo te convierte en leyenda. No importa quien seas, sólo eres una pieza más de una institución inquebrantable. Año tras año tuvo que luchar contra un fantasma. No era un jugador que dignificó a un equipo. Él era el dignificado por vestir de blanco y verde.
White ganó dos títulos con los Celtics, en 1974 y 1976. Fue siete veces ‘All Star’ y los Celtics le hicieron un homenaje después de su retirada en 1981. Era un caballero dentro y fuera de la pista y se ganó minuto a minuto el respeto de la franquicia y de la NBA. Pero Jo Jo White será recordado para siempre por ser el mejor jugador del mejor partido que se ha jugado nunca.
En la final de la NBA de 1976 se enfrentaron los Boston Celtics y los Phoenix Suns. Los primeros eran y son el equipo más condecorado de los Estados Unidos. La leyenda verde. Los segundos eran una joven franquicia con apenas un lustro de existencia y que habían logrado alcanzar la final tras derrotar en las eliminatorias a los Seattle Supersonics y a los Golden State Warriors, vigentes campeones y grandes favoritos. Los Suns tenían dos baloncestistas destacados en sus filas; un exjugador de Boston llamado Paul Westphal y a un ala-pívot novato que respondía al nombre de Alvin Adams. Por su parte, en los Celtics destacaba Jo Jo White, el pívot Dave Cowens y John Havlicek, máximo anotador del equipo, y todos ellos mitos del baloncesto.
Las finales de la NBA se disputan al mejor de 7 partidos. Los dos primeros encuentros fueron ganados con solvencia por Boston y los dos siguientes, diputados en Phoenix, resultaron ser mucho más reñidos y conquistados por los Suns por un margen muy estrecho. Para el quinto partido de la serie, con 2-2 de parcial, nuevamente la ciudad costera de Nueva Inglaterra iba a servir de anfitriona.
Arropados por su público, los Celtics se pusieron rápidamente 20-5 para acabar llegando al descanso con una clara ventaja de 61-45 bajo la fulgurante actuación de John Havlicek. Tras el intermedio, los Suns, comandados por Westphal, se fueron aproximando poco a poco hasta que un tiro libre a escasos segundos del final les daba una ventaja de 94-95.
Tras una jugada trastabillada, con sólo 3 segundos para el final, Havlicek tuvo dos tiros libres para lograr la victoria. Anotó el primero, pero falló el segundo. Tras recoger el rebote de ataque lanzó a canasta y nuevamente el balón golpeó en el hierro. La estrella de Boston había fallado y el partido tendría una prórroga. 95-95.
En la prórroga el partido se convirtió en una sucesión de canastas, y aunque los Celtics llegaron a tener una ventaja de 4 puntos, los Suns recortaron poco a poco. Otra vez tuvieron los de Boston la oportunidad de ganar. Jo Jo White falló una última posesión y el electrónico permaneció inalterable. 101-101. Y segunda prórroga.
Durante esa segunda prórroga sucedieron dos hechos imprescindibles para entender el devenir de los acontecimientos. Dave Cowens, el pívot titular de los Celtics, fue eliminado por faltas con 26 puntos y 19 rebotes en su casillero. Al mismo tiempo John Havlicek había sufrido un esguince de tobillo y cojeaba por la pista.
En el último minuto, Jo Jo White se echó el equipo a la espalda y tras una espectacular entrada a canasta colocó una ventaja de 3 puntos a falta de 19 segundos para el final. Dado que por aquel entonces no había línea de triples, parecía una distancia insalvable. Rápidamente, los Suns sacan de banda y Van Arsdale en una preciosa suspensión anota. 109-108. Los Celtics tienen todo bajo control. Siguen un punto por delante y tienen la posesión del balón. El suplente de Cowens, Jim Ard, saca de fondo y con los nervios hace un horrendo pase que es cortado en el aire por Westphal. El base de los Suns asiste a un compañero que falla en primera instancia, pero tras un agónico rebote anota en un segundo esfuerzo. En un abrir y cerrar de ojos, los Phoenix Suns dan la vuelta al partido y se ponen 1 punto por delante a falta de 5 segundos.
Los Celtics solicitan tiempo muerto. En la pizarra la primera opción es Jo Jo White. Sin embargo, asfixiado por el marcaje no puede recibir y el balón fue a parar a manos de John Havlicek. Él mismo lo explicaría años después: “Estaba lesionado y no fue mi mejor partido. Recibí el balón y fui corriendo hasta la canasta y me levanté en suspensión con un giro de 45 grados. Lancé a tabla porque a esa velocidad sabía que el tiro iba muy fuerte y rebotaría en el aro”. El balón entró y la gente invadió la pista. Los Celtics habían ganado 111-110.
A partir de entonces la locura. En medio de las celebraciones los jugadores de los Suns acudieron a la mesa de arbitraje reclamando que cuando Havlicek anota todavía quedaba 1 segundo de posesión. El árbitro, Richie Powers, pide calma y solicita el apoyo de la policía. Entremedias es zarandeado por varios aficionados. Tras casi 10 minutos de discusiones, se decide conceder a los Suns una última posesión de 1 único segundo de duración.
Mientras todo esto sucedía, los jugadores de los Celtics estaban en el vestuario celebrando el triunfo. De hecho, Jo Jo White se había quitado las vendas y los protectores de los tobillos y estaba desnudo en frente de la ducha. Se volvió a vestir a regañadientes mientras todo el mundo se preguntaba, ¿qué puede suceder durante 1 segundo?
Lo que vino a continuación, con el público pisando parte de la pista, forma parte de la historia del deporte.
Paul Westphal tuvo una idea. Pidió tiempo muerto. A los Suns no le quedaban. El árbitro se quedó extrañado y le preguntó si estaba seguro. Dijo que sí. Era falta técnica y se castigaba con un tiro libre. Jo Jo White anotaba y el marcador era favorable a Boston por 112-110. ¿Qué había sucedido? Tras la técnica, los Suns podían sacar desde medio campo en vez de hacerlo desde línea de fondo. Con 1 segundo por disputarse si alguna opción tenían los de Arizona de empatar era con un tiro rápido. A mayor cercanía de la canasta, mayores posibilidades de acierto. Westphal sacrificó un improbable lanzamiento de la victoria, por un posible lanzamiento para el empate.
Con un ambiente que rozaba la agresión, el alero Garfield Heard recibió el balón en lo que hoy sería la línea de triple. Tras darse media vuelta en décimas de segundo lanzó una suspensión sumamente arqueada que increíblemente entró dentro. El silencio en el Boston Garden fue sepulcral. Habría tercera prórroga.
El partido iba camino de los 63 minutos y con muchos jugadores eliminados por faltas o al borde del agotamiento. Aquel período fue el momento de gloria de Glen McDonald, un suplente de los Celtics que anotó varias canastas decisivas. Aun así los Suns llegaron a ponerse a dos puntos a falta de 20 segundos, e incluso Westphal estuvo a punto de robar otro balón decisivo, pero Jo Jo White supo esconder la pelota y conseguir al final la victoria por un ajustado 128-126 tras tres prórrogas.
Otra vez hubo invasión de pista, aunque esta vez resultó definitiva. En el vestuario varios jugadores tuvieron que recibir atención sanitaria ante el esfuerzo acometido. Tom Heinsohn, entrenador de los Celtics, hubo de ser intervenido por problemas cardíacos al igual que varios aficionados en Boston y en Phoenix. Varios fans tuvieron que ser ingresados en el hospital por ataques de nervios. El partido había durado casi 5 horas y, de hecho, el comentarista televisivo había llegado a decir; “hoy es viernes. No se preocupen, mañana no hay colegio. Chicos pedid otra Coca Cola a vuestro padre”, lenguaje inaudito en la televisión de aquel entonces.
El partido acabó de madrugada, otro problema televisivo, en una época donde no se veía la caja tonta más allá de las 22:00 horas. De hecho, y ante el temor de que algo así volviese a suceder, la CBS, propietaria de los derechos, programó el sexto partido de la final para el domingo a las 09:00 de la mañana. Física y psicológicamente agotados, ambos equipos disputaron un encuentro lleno de errores del que Boston salió victorioso consiguiendo un nuevo título de la NBA.
Jo Jo White fue el héroe de la eliminatoria. La noche de las tres prórrogas jugó 60 minutos y anotó 33 puntos y 9 asistencias. Promedió 21,7 puntos, 5,8 asistencias y 4,3 rebotes en los 6 partidos de la final. Y se ganó para la historia el título honorífico de ‘hombre de hierro’ y mejor jugador del mejor partido que se ha jugado nunca.