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Vivir a la manera de Nava

Una manera de vivir. Así definió Zupo Equisoain la fascinante historia del Club Balonmano Nava. Zupo dirigió al equipo segoviano durante dos temporadas (2000-2022) tras sumar más de 700 partidos en la Liga Asobal y conseguir varios títulos ligueros y la Copa de Europa con el Portland San Antonio de Pamplona. Que Zupo aceptase dirigir a un club de una población de menos de 3.000 habitantes era del todo menos normal.

Pero es que en Nava de la Asunción todo es paranormal. Esta bucólica villa de la campiña segoviana tiene el honor de ser la población más pequeña de España en albergar un equipo deportivo de carácter profesional que haya llegado a la máxima categoría. Un pueblo alejado de la mano de Dios, aunque no tanto, ya que está a menos de 50 kilómetros de la capital provincial y a unos 130 de Madrid.

El caso es que el Balonmano Nava militó durante tres temporadas en la Liga Asobal (2019-2022). Sin ser esto moco de pavo, lo más trascendental es que durante la última década se ha consolidado como cantera de referencia en el balonmano y en club habitual de la segunda categoría. Y lo ha hecho con una idiosincrasia única. El club es el pueblo y el pueblo es la afición.

Los únicos miembros del Balonmano Nava que cobran son el entrenador y los jugadores. En tiempos de Zupo los más afortunados podían llegar a los 2.000 euros brutos mensuales. El resto de los empleados, desde el presidente al utillero, son voluntarios. Han convertido en virtud su mayor pecado. ¿Qué hace falta algo? Participan los vecinos. La construcción del pabellón municipal se hizo tras un referéndum. Y no se concibió a las prisas. Fueron ocho años de proyecto en virtud del presupuesto del ayuntamiento. Hoy entran allí 1.000 personas, un tercio de los censados en Nava de la Asunción.

Lo del censo es importante porque otra característica del club es que obliga a que sus jugadores vivan en Nava. Podrían hacerlo en la cercana Segovia, a media hora en coche, pero eso está prohibido. De hecho, hay resquemor. Es el club deportivo de más categoría de la provincia, pero se sienten abandonados. Los políticos terciaron para llevar el club a la capital, pero en Nava él no ha sido la respuesta. El roce con el pueblo es básico. Todo fichaje es presentado a finales de agosto y se integra al grupo en la semana de fiestas de Nava, las cuales tienen lugar a inicios de septiembre. Después empieza la temporada y también el cole. El nombre del polideportivo (Guerrer@s naver@s) fue escogido por los alumnos del colegio tras voto secreto.

Los jugadores son como dioses. Destacan por su altura y comparten saludos y abrazos. También visitan farmacias, supermercados y bares. Y no pagan. Pero acaban pagando. Lo hacen por vergüenza. Porque quieren. Porque son aceptados como miembros de la comunidad. El presupuesto es cosa de Viveros Herol (50%) y el resto es otorgado por otros patrocinadores (35%) y por los socios (15%). Prácticamente no hay vecino de Nava que no sea socio. Y el que no lo es hará otras cosas. Por ejemplo, lavar las camisetas de los jugadores o preparar la comida para después del entrenamiento.

Nava de la Asunción, otro milagro del balonmano español - MARCA.com
El milagro de Nava

Todo empezó en 1976. Un vecino llamado Quintín Maestro comenzó a practicar balonmano en Coca, la capital de la región. Le gustó tanto la experiencia que decidió montar un club en su Nava natal. El asunto se inició como una afición de un grupo de amigos para luego convertirse en seña de identidad del pueblo. Los partidos se jugaban en un frontón de cemento sin escapadas de fondo de pista. Un lugar peligroso y terrible para jugar, pero que encantaba a todos los rivales porque el ambiente era espectacular.

Hace trece años el Balonmano Nava militaba en la quinta categoría nacional, pero pronto ascenderá hasta llegar a la segunda categoría en 2014 y a la Asobal en 2019. Lo hace apostando por gente de la casa que tuvo que marchar para crecer, pero que vuelve tras la crisis que azota al balonmano español. Es el caso de Carlos Villagrán o Alberto García. Adolescentes que marchaban a León o a Valladolid pero que vuelven a Nava ante la desaparición, refundación o crisis de los antaño gigantes del balonmano hispano.

La hazaña se hace realidad en 2019. El Balonmano Nava es equipo de Asobal. Pero la cosa no marcha. Llega el Covid. Y es cuando aparece Zupo. El antiguo campeón de Europa estaba haciéndose de oro dirigiendo a la selección de Emiratos Árabes Unidos, pero aquella llamada le devolvió la pasión por el balonmano. Esa manera de divertirse, ese frente nava-verde, le hizo centellear, devolverle el brillo a su mirada.

Zupo salvó al Balonmano Nava la primera vez. Pero el milagro no podía ser eterno. En 2022 bajó de categoría. Da igual. El pueblo seguirá sosteniendo al club. Como lo hizo ayer, y como lo hará mañana.

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Nava de la Asunción

“Son veinte años como entrenador de élite. Puedo decir que he vivido muchas cosas en mi vida, pero este es el momento más triste de mi carrera deportiva. No tiene comparación con nada”. Zupo Equisoain tras perder la categoría con el Balonmano Nava por un punto de diferencia tras sumar cinco derrotas en las últimas cinco jornadas.

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