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La tragedia de Superga

Recientemente hemos asistido a la desaparición de una avioneta en la que viajaba el futbolista argentino Emiliano Sala. Suceso trágico, doloroso y punzante por infrecuente, saltó a noticiarios de todo el mundo debido a la jerarquía mediática del deportista. Su familia contrató a un equipo de rastreo para intentar localizarlo en la inmensidad del Canal de la Mancha mas todo concluyó en un funesto final. La misma conclusión que se vivió en las afueras de Turín en 1949. Este 4 de mayo se cumplen 70 años de la llamada tragedia de Superga, un accidente aéreo que conmocionó a medio planeta. Desde entonces, pase lo que pase, cada 4 de mayo cientos de personas peregrinan hacia la Basílica de Superga y, tras una admirable ceremonia, un grupo de aficionados finaliza el acto instalando una corona de flores al pie del monumento que perpetúa al ‘Il Grande Torino’.

En los años 40 no existían los torneos europeos por lo que los calendarios de los equipos eran mucho más ligeros que en la actualidad. Era común que se celebrasen giras y partidos amistosos entre los clubes más respetables del momento. Era una ocasión única para ver en directo a las grandes estrellas del planeta de las que limitadamente se tenía constancia por reseñas periodísticas. También era motivo de algarabía poder ver distintos modelos de fútbol, formas de juego y, en definitiva, salir de la rutina habitual a través de las patadas dadas a un esférico.

Uno de esos encuentros amigables tuvo lugar el 3 de mayo de 1949. La directiva del Benfica decidió celebrar un partido de homenaje en honor a Francisco ‘Xico’ Ferreira quien llevaba una década ejerciendo de capitán del conjunto lisboeta. Se trataba de una práctica habitual en la época para ayudar a la jubilación de los futbolistas más significativos, ya que el dinero de la taquilla iba íntegramente para el homenajeado. El rival escogido fue el Torino FC, quizás el equipo más fuerte de Europa en esos momentos y en dura pugna con los argentinos de River Plate por la hegemonía mundial.

¿De dónde había salido el Torino FC?

El Torino FC era una máquina ofensiva de primerísima magnitud. Había ganado cinco campeonatos italianos consecutivos y si hubiese existido la Copa de Europa estaríamos inmortalizando a un ilustre campeón. A finales de la década de 1940 al menos ocho (Bacigalupo, Ballarin, Castigliano, Loik, Maroso, Mazzola, Menti y Rigamonte) de los 11 titulares de la selección italiana pertenecían al Torino FC, aunque no era descabellado que ese número se ampliara hasta los diez. Tan sólo el portero ‘azzurro’ solía ser de otro equipo, aunque, por supuesto, el guardameta del Torino FC era el habitual suplente. Cabe recordar que por aquel entonces Italia era la vigente campeona mundial, y si bien es cierto que la II Guerra Mundial había provocado un impase en la celebración de los Mundiales, también lo era que los transalpinos habían vencido tanto en 1934 como en 1938. Semanas antes de la tragedia de Superga, Italia bailó a Hungría –por entonces potencia internacional- en un choque en el que ‘Il Grande Torino’ dotó a la selección de diez titulares. El partido acabó 3-2, pero no fue el resultado sino un fútbol vistoso con continuos cambios de posiciones de ataque y de sincronía entre defensores y atacantes, lo que hizo que fuese alabado por aficionados y periodistas.

‘Il Grande Torino’ es considerado como el antecesor del Ajax. Conjunto de altísima calidad técnica en el que las posiciones en el terreno de juego no importaban. Sus dos centrales, Aldo Ballarín y Virgilio Maroso, conducían el balón desde área propia y a menudo ingresaban en el centro del campo para distribuir el juego, algo muy poco frecuente por entonces. Conformaban una perfecta máquina ofensiva en la que el hábil artista era Ezio Loik y el virtuoso finalizador Valentino Mazzola. Juntos formaban una brutal dupla ofensiva que ayudó a que en la temporada 1947/48 el Torino FC anotase 125 goles en tan sólo 40 partidos.

Lamentablemente no tenemos imágenes en movimiento, tan sólo fotografías y bellas líneas escritas, pero todos los cronistas coinciden en considerar a Valentino Mazzola como el antecesor de Johan Cruyff. Figura y capitán tanto del Torino FC como de la selección italiana, Mazzola era un delantero de gran talento y notable técnica, de porte magistral, escurridizo y de fuerte carácter. Los que lo vieron jugar dirían de su hijo Sandro (también leyenda en el fútbol italiano como capitán y líder del Inter de Milán) que encarnaba los valores de su padre. Y de Sandro, afortunadamente, tenemos imágenes.

Así pues, aquel 3 de mayo, con un estadio da Luz a rebosar, portugueses e italianos disputaron un entretenido choque que se saldó con la victoria del Benfica por un ajustado 4-3.

Tras la disputa del partido, la mañana del miércoles 4 de mayo de 1949 los 18 integrantes de la plantilla italiana, personal técnico, tripulación y tres periodistas, para sumar un total de 31 pasajeros, surcaron el aire en un vuelo de cuatro horas con destino a Barcelona. El vuelo transcurrió con normalidad y los jugadores aprovecharon las dos horas muertas de escala que tenían para almorzar con la plantilla del AC Milan, que también hacía escala en la capital catalana tras haber jugado otro amistoso, en este caso en Madrid.

A las 14.50 horas el avión puso rumbo a Turín sin novedad alguna. Al superar la Costa Azul y acercarse a la frontera italiana el tiempo se tornó adverso y comenzaron a registrarse alguna que otra turbulencia. A la altura de Génova, el piloto, el teniente coronel Meroni, fue informado de que en Turín había fuertes ráfagas de viento, visibilidad prácticamente nula y enérgicos chubascos. Dado que el aeropuerto de Turín está al norte de la ciudad, Meroni contestó que haría un rodeo dirección Sur para luego remontar dirección Este a la altura de Superga.

Superga. La Basílica de Superga.

Al este de Turín, antes de avanzar a las llanuras del Po, la ciudad cuenta con un pulmón verde en forma de colina que está coronado por una iglesia. La Basílica de Superga es un precioso santuario neoclásico en el que están enterrados los miembros de la casa de Saboya. Entre los finados está Amadeo I, rey de España durante un par de tumultuosos años tras la proclamación de la I República.

A las 16.59 horas la torre recibió la comunicación de que el avión estaba a nueve millas de la pista de aterrizaje perfectamente alineado para aterrizar.

La pista está a 305 metros sobre el nivel del mar. La Basílica de Superga asciende a una altitud de 669 metros.

No hubo más comunicaciones.

El FIAT G-212 de la Avio Linee Italiane se estrelló a las 17.03 horas en la parte trasera de la colina sobre la que se levanta la Basílica. La única parte de la nave que permaneció intacta fue la cola. Los 31 pasajeros fallecieron en el acto.

18 futbolistas; Valerio Bacigalupo, Aldo Ballarin, Dino Ballarin, Emile Bongiorni, Eusebio Castigliano, Rubens Fadini, Guglielmo Gabetto, Ruggero Grava, Giuseppe Grezar, Ezio Loik, Virgilio Maroso, Danilo Martelli, Valentino Mazzola, Romeo Menti, Piero Operto, Franco Ossola, Mario Rigamonti y Giulio Schubert. 3 miembros del cuerpo técnico; Egri Erbstein, Leslie Levesley y Osvaldo Cortina. 3 directivos; Arnaldo Agnisetta, Ippolito Civalleri y Andrea Bonaiuti. 3 periodistas; Renato Casalbore, Renato Tosatti y Luigi Cavallero. Y por último los 4 miembros de la tripulación; Pierluigi Meroni, Celeste D’Inca, Antonio Pangrazi y Cesare Biancardi.

Era tal el estado tan desolador de los cuerpos que los miembros policiales y sanitarios se vieron incapaces de identificar a los cadáveres a pesar de que muchos de ellos eran personajes conocidos por el gran público y que sus fotografías eran de circulación frecuente en la prensa. Se tomó la decisión de llamar al seleccionador italiano Vittorio Pozzo para tan desagradable misión. Pozzo vivía en Turín y se acercó hasta Superga junto a Sauro Tomá, el único futbolista de la plantilla del Torino FC que no había viajado a Lisboa. Tomá estaba convaleciente de una fractura de menisco por lo que no pudo trasladarse con sus compañeros a Portugal. El destino le reservó la agridulce noticia de ser el único jugador vivo después del accidente. Tomá falleció en 2018 a los 92 años de edad. Tocado de por vida, necesitó ayuda psicológica durante años y cuando en 1989, cuatro décadas después del accidente, apareció llorando en la televisión pública italiana durante un reportaje de la tragedia sus lágrimas impactaron a aquellos que no conocían el suceso.

Paradojas de la historia, además de Tomá otro hubo superviviente del que poco se sabía entonces. Ladislav Kubala era un delantero húngaro que había huido de su país escapando del comunismo. Tras pasar unos meses en un campo de refugiados cerca de Roma, una semana antes de la tragedia viajó hasta Turín para firmar por el Torino FC. Aunque no estaba previsto que jugase, la idea era que viajara con el resto de sus futuros compañeros hasta Lisboa. La fortuna quiso que tanto su mujer como su hijo estuviesen enfermos en aquellos días por lo que finalmente se decidió que permaneciese en Turín.

El resto es historia. Kubala acabó firmando por el FC Barcelona siendo el buque insignia de la primera edad de oro del club catalán.

La consternación en Italia fue inconmensurable. Los documentales cinematográficos de la época enseñan como los ataúdes iban entrando en la catedral de Turín en el mismo orden con el que los jugadores ingresaban en el campo. De hecho, desde la megafonía eclesiástica se vitoreaba a los futbolistas como si del ‘Stadio Filadelfia’ se tratase. Se dice que hubo más de medio millón de personas que acudieron al entierro comunitario. Aún hoy, en el museo del Torino FC, se pueden ver las bolsas de viaje de tres de aquellos desafortunados chavales, incluida la del gran Valentino Mazzola. Junto a otros enseres también está la hélice del avión y a los pies de la Basílica de Superga no faltan nunca los ramos de flores.

Quedaban cuatro jornadas para el final de la Serie A pero se decidió que el Torino FC fuese proclamado campeón de Liga. En los partidos restantes los equipos rivales alinearon a sus juveniles para mitigar el impacto de los resultados. Semanas más tarde, River Plate se desplazó con todas sus figuras, incluyendo a Ángel Labruna y a Alfredo Di Stéfano, para jugar un partido amistoso en Turín a beneficio de los familiares de las víctimas. Desde entonces, y hasta que la mercadotecnia destrozase las buenas costumbres, la segunda zamarra del Torino FC pasó a ser blanca con franja roja en homenaje a los argentinos y River adoptó como segunda camiseta el color vino de los turineses.

La tragedia de Superga supuso un cambio total de paradigma en el fútbol italiano. A corto plazo provocó una crisis de resultados. Sin la base turinesa, la selección italiana pasó 20 días en un barco camino de Brasil para disputar el Mundial de 1950 por miedo a subirse a un avión. Quedarían eliminados en la primera fase del torneo al igual que sucedería en la cita de 1954. Para el Mundial de Suecia de 1958 ni llegaron a clasificarse. A largo plazo provocó un cambio de estilo. A finales de los 40 Italia era un equipo ofensivo, poderoso, ganador, que combinaba la gambeta sudamericana con el orden europeo. Tras la tragedia de Superga, muertos sus jugadores más técnicos, Italia se convirtió en un conjunto pequeño y ultradefensivo para agachar sus notables carencias. Cuando una vez pasada la crisis de los 50 la selección italiana y los equipos de Milán alcancen éxitos a través del catenaccio el cambio ya estaba hecho. No habrá nunca más hueco en Italia para el fútbol ofensivo.

Para el Torino FC no hubo cambio de paradigma. Para el Torino FC la tragedia de Superga supuso el fin. Jamás llegó a recuperarse. ‘Il grande Torino’ dejó paso a la ‘Vecchia Signora’. El equipo de la Cinzano claudicó ante el de la Fiat.

En 1949 el Torino FC pugnaba con la Juventus, no sólo por ser el mejor club de la ciudad, sino de Italia. La Juve contaba con 6 trofeos mientras que los granates tenían 5 entorchados. Empataban con títulos con el Inter de Milan (5), y superaban al AC Milan (3) y a los capitalinos de la AS Roma (1). Desde aquella fatídica tarde de 1949, el Torino FC sólo logró el `scudetto’ de 1976, mientras que la Juventus cuenta con 35 entorchados ligueros amén de sus conquistas europeas.

Siete décadas más tarde los hinchas del ‘Toro’ siguen lamentado aquella trágica tarde del 4 de mayo a los pies de la Basílica de Superga.


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