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Pequeña historia de los países muertos (2ª parte)

Dentro de los tres tipos de estados muertos, nos habíamos quedado con aquellos que acabaron explosionando en la historia. Esbozáramos la trayectoria olímpica de Checoslovaquia y de Yugoslavia pero comentábamos que había un par de países cuya aparición en los JJOO no había tenido relación exacta con su surgimiento en el atlas de la historia. Estos dos estados fueron dos colosos; el primero deportivamente y el segundo histórica y deportivamente.

—RDA y RFA—

Tras la división en bloques de Alemania y la nueva delimitación de fronteras surgidas tras la II Guerra Mundial, en 1948 se formó un bloque capitalista en torno a Alemania Occidental y uno comunista en Alemania Oriental. Entre medias quedó Berlín, como islote y símbolo de división del mundo. Para 1949 ya existían bajo registro de ley “dos Alemanias”. Los himnos eran distintos y la bandera idéntica, eso sí, cambiado el águila real del Sacro Imperio Romano Germánico (RFA) por la hoz y el martillo (RDA).

Sin embargo, en el mundo del deporte esa separación era, de momento, ficticia. A Alemania se le prohibió competir en los JJOO de Londres de 1948 al ser considerada culpable de guerra por los vencedores. Tuvo que esperar hasta 1952 para volver al torneo y lo hizo de forma grupal a pesar de que ya existían los dos estados. Aún se podía cruzar libremente de Münich a Dresde o de Hamburgo a Röstock, por lo que el deporte arreglaba las fracturas de la vida diaria. En las ceremonias de medallas se usaba una bandera alemana cuyo escudo eran los aros olímpicos, y como himno se empleaba parte de una sinfonía de Beethoven.

Dicha unión duró hasta la competición olímpica de Tokio en 1964. Un año antes se había levantado el Muro de Berlín y decretada la prohibición de viajar libremente del este al oeste. Para México 1968 ya compitieron separadamente la RFA y la RDA, aunque mantuvieron el paripé de la bandera y el himno. Sería en 1972, en los JJOO celebrados en Münich (RFA) cuando se produzca la separación definitiva. Paradójicamente la Guerra Fría parecía que se calentaba olimpiada a olimpiada.

Una vez reunificada Alemania en 1990, la nación teutona ya compite como una sola desde Barcelona 1992. Lo más extraordinario de todo es que la RDA se mantiene como octava nación en la historia del medallero participando únicamente en cinco citas olímpicas.

Pasó de las 25 obtenidas en México a las 102 logradas en Seúl cuatro lustros después. Durante 20 años la RDA causó admiración en el mundo entero por unos logros achacados a la disciplina y a una preparación metódica. Incluso se valoró su entrega en disciplinas individuales en las cuales se pueden obtener mayor número de medallas. A pesar de algún caso aislado de positivo a comienzos de la década de 1980, lo rudimentario de los controles antidopaje de la época permitió que hasta la caída del Muro de Berlín no se supiese con certeza aquello que se intuía, el dopaje de estado en la RDA.

—URSS—

El estado muerto por antonomasia no puede ser otro que la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), paraíso comunista para unos, creación de Satanás en la tierra para otros. Históricamente hablando, la importancia de la URSS es inmensa y quizás idéntica a imperios desaparecidos como el mongol, el azteca o incluso el romano. Si nos referimos a su incidencia en el panorama deportivo, nos reseñamos a una pieza gigantesca en el crecimiento y evolución de esta forma de vida del siglo XX.

En la Unión Soviética el deporte ocupaba un lugar de privilegio en la educación de la juventud. Era igualitaria entre hombre y mujer como no ocurría en cualquier otro lugar del planeta. Las enseñanzas deportivas eran obligatorias tanto en la educación primaria como en las profesiones industriales (lo que ahora damos en llamar FP) y por supuesto en los estudios universitarios. Pero no sólo eso, instituciones como las fuerzas armadas y policiales, empresas o granjas cooperativas organizaban actividades deportivas en sus descansos y fundaban clubes que competían entre sí en diferentes torneos. Todo ello estaba controlado por los sindicatos y ministerios, que, por otra parte, veían como su trabajo de control y extorsión era facilitado mediante el deporte.

De hecho, quizás el primer ministerio del deporte que un estado jamás tuvo fue creado en 1923 a través del Comisionarado Supremo de la Cultura Física. No obstante, la URSS, creada en 1917, no compitió en unos JJOO hasta 1952 debido a que para el Politburó eran sinónimo de degradación capitalista. Para los guardianes de la ideología, los JJOO no resaltaban el verdadero espíritu deportivo. Sólo al descubrir el papel de la propaganda en el contexto de la Guerra Fría, los dirigentes soviéticos se animaron a participar en las citas olímpicas.

En aquella competición disputada en Helsinki, la URSS obtuvo 71 medallas, a tan sólo cinco de distancia de los EE.UU con una amplia historia olímpica a sus espaldas. Cuatro años después ya fue el primer país del medallero. Competió hasta Seúl 1988, con la única excepción de Los Ángeles 1984 cuando un estúpido boicot político impidió a sus deportistas participar en el torneo. Cuatro años antes se había celebrado la cita en Moscú, donde la URSS y la RDA arrasaron en el medallero en una exaltación de las virtudes del comunismo.

La URSS estaba formada por una federación de 15 repúblicas independientes. El núcleo central era Rusia y su capital Moscú desde donde se dirigía un proceso de rusificación del resto de pueblos. Como heredera del llamado Imperio comunista, la Federación Rusa de la actualidad nunca ha llegado ni siquiera a pensar en acercarse a EE.UU (la potencia por excelencia con el permiso de la emergente China) ni a los niveles de excelencia deportiva que alcanzó la URSS entre mediados y finales del siglo pasado. Un pequeño dato estadístico:

Medallas de 1996 a 2016
EE.UU. 630
Rusia 427
URSS (ficticio) 862

El poder deportivo de las 15 repúblicas era inmenso y cada una de ellas estaba especializada en diferentes disciplinas. Además de Rusia se pueden dividir en:

1. Europa Oriental (Bielorrusia, Ucrania y Moldavia): Compitieron junto a Rusia formando el Equipo Unificado en 1992, cuando aún se estaba desmembrado la URSS, y lo hacen de forma independiente desde 1996. Ucrania ha conseguido 115 medallas por las 85 de Bielorrusia.

2. Repúblicas del Cáucaso (Georgia, Armenia y Azerbaiyán): También formaron parte del Equipo Unificado. Tienen un nivel deportivo parejo, aunque destacan las 44 preseas obtenidas por los azerbaiyanos.

3. Asia central (Kazajistán, Kirguistán, Uzbekistán, Turkmenistán y Tayikistán): Son las repúblicas de menor importancia deportiva, con la excepción de los kazajos. Kazajistán es el noveno país en extensión del planeta y fuente de gas natural. Su poder económico le sirve para competir en pruebas europeas a pesar de ser geográficamente asiático. Acumula 53 medallas olímpicas.

4. Repúblicas bálticas (Letonia, Lituania y Estonia): Compitieron libremente en Barcelona 1992 tras obtener su independencia un año antes. Los estonios cuentan con 33 preseas, por 21 de Lituania y 19 de Letonia.


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