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El caso Di Stéfano (2ª parte)

Con motivo de la celebración del cincuentenario del nacimiento del Real Madrid, el conjunto blanco organizó un torneo en Madrid conocido popularmente como la Pequeña Copa del Mundo. Aquel triangular contó con la participación de Millonarios de Bogotá que con la presencia de Adolfo Pedernera y Alfredo Di Stéfano era una de las mejores escuadras del momento. Eran conocidos como el Ballet Azul y su pasó por España, con partidos en Valencia y Las Palmas, obtuvo el elogio de crítica y público.

¿Cómo un equipo colombiano pudo contar con tales figuras? La razón es que tres años antes, varios empresarios, con el apoyo económico del gobierno en un momento de cuasi guerra civil, idearon una liga de fútbol a expensas de la FIFA para distraer al pueblo colombiano. La Dimayor reclutó a golpe de talonario a las estrellas del fútbol sudamericano, entre ellas a la mayor parte de internacionales argentinos. Di Stéfano y sus compatriotas no conseguían cambiar de equipo libremente, ya que el club que poseía sus derechos lo hacía a perpetuidad y podían negarse a aceptar cualquier oferta. Muchos jugadores se declararon en rebeldía al aceptar el maná que llegaba de Colombia. Había nacido una “Liga Pirata”.

Para 1952, la FIFA ya había aceptado la Dimayor como Liga oficial, pero con una condición. Todos aquellos jugadores que habían escapado de sus clubes para fichar por escuadras colombianas tendrían que volver a su lugar de origen para la temporada 1954/1955. Oficialmente River Plate era el poseedor de la ficha federativa de Di Stéfano y sus años en Colombia eran considerados ilícitos.

De este modo, Millonarios aceptó de buen grado hacer una gira por Europa, con parada en Madrid, para obtener beneficios ante la perspectiva de perder a sus mejores jugadores sin contraprestación en dos años. Por su parte, el Real Madrid podía presumir de llevar a su estadio al gran club sudamericano y de paso ver in situ a Di Stéfano, en una época en la que la opción de ver futbol internacional era anecdótica.

Las ofertas

Di Stéfano y el Millonarios pasaron por encima del Real Madrid y Bernabéu lanzó su oferta. Eran 30.000 dólares que fueron rechazados de inmediato. El gran problema para el Madrid es que aquel partido también fue seguido por Pepe Samitier, exjugador y ojeador del Barcelona. Telefoneó a la Ciudad Condal y les comunicó que ya tenía sucesor para Kubala. Sabía que meses después el Real Madrid devolvería la visita a Millonarios en Bogotá y él también decidió comprar un billete y acercarse a Colombia.

Con lo que nadie contaba era con que a finales de 1952, Di Stéfano decidiese dejar de jugar al fútbol. Sabía del interés de los dos clubes españoles y también conocía que tendría que volver a River Plate en 1954, por lo que resolvió marchar a su rancho y negarse a jugar. El presidente de Millonarios, de nombre Alfonso Senior, encolerizó. Tenía un futbolista que no podía vender y al que tampoco podía obligar a jugar con la consiguiente pérdida de ingresos por taquilla, especialmente en las giras internacionales.

En abril de 1953, el Barcelona llega a un acuerdo con River Plate (poseedor de los derechos federativos) a falta de unos flecos. Los catalanes habían dado el paso tras la súbita tuberculosis que estaba afectado a Kubala. La tisis era una enfermedad habitual en España en aquella época y el astro húngaro estuvo inactivo la mayor parte de esa temporada. Se comentaba que no podría volver a jugar al fútbol y el Barcelona se lanzó a por Di Stéfano.
El argentino aterriza en Madrid, donde le espera Samitier, y se traslada a Barcelona por tren. Sin embargo, desde el club azulgrana deciden frenar la operación, ya que milagrosamente Kubala vuelve a jugar y se muestra decisivo entre otras cosas para derrotar al Madrid. Así, de repente, el Barcelona deja de tener prisa, y aunque tiene apalabrado el acuerdo con River Plate para el inicio de la campaña 1954-55, no logra resolver que hacer con el jugador para la anterior temporada, cuando todavía pertenece a Millonarios. Dw este modo, Samitier alquila un piso en la calle Balmes para Di Stéfano y su familia y el pasar de los meses minará la moral de un Di Stéfano al que sólo le permitirán jugar un partido amistoso en casi 200 días.

En ese impase veraniego hace su aparición el Real Madrid. Bernabéu manda a Barcelona a Raimundo Saporta, un directivo veinteañero que congeniará inmediatamente con Di Stéfano tanto por edad como por forma de ser. Mantienen una reunión secreta y acuerdan su fichaje para esa temporada tanto con el jugador como con Millonarios. De este modo, Di Stéfano sería jugador del Real Madrid para la temporada 1953-54 y del FC Barcelona a partir de 1954.

LA FIFA y el franquismo

En ese momento entra en escena Sancho Dávila, presidente de la Federación Española de Fútbol, militar y franquista. La Federación había legislado que a partir del 24 de agosto de aquel año quedaba prohibida la contratación de futbolistas foráneos. Dado que el acuerdo con el delantero argentino se había producido a posteriori, en teoría quedaba invalidada tanto su contratación por el conjunto merengue como por el azulgrana.

Temiendo una conspiración gubernamental, el FC Barcelona da el paso atrás que enfada a Di Stéfano; decide revender sus derechos a un tercero, la Juventus de Turín. Por desgracia para el Barcelona, seguía en el aire que hacer con la famosa campaña 1953-54, ya que el presidente de Millonarios sólo quería negociar con Bernabéu. A finales de verano ya habían pagado los dos, uno al equipo colombiano y otro a River a la espera de la reventa a la Juve.
Con la situación enquistada, y con Di Stéfano y Saporta convertidos en muy buenos amigos, se produjeron dos notables sucesos a finales del verano. Primeramente la directiva del FC Barcelona decidió prescindir de Samitier, el gran valedor de Di Stéfano. Pero lo más importante fue la decisión salomónica de la FIFA. Bajo la recomendación de Muñoz Calero, miembro del organismo futbolístico y falangista, se manifestó un decreto que en Barcelona fue considerado ofensivo. Para “aplicar el máximo esfuerzo en la consolidación de las relaciones deportivas amistosas entre el Madrid y Barcelona” Di Stéfano jugaría con el Barcelona la campaña 1953-54 y la siguiente con el Real Madrid y así sucesivamente hasta 1957, cuando quien más pagase se lo llevaría.

El Barcelona se sintió ultrajado ya que el acuerdo con la Juventus quedaba invalidado. El presidente Martí Carreto instó a sus compañeros de directiva a firmar el contrato, pero, finalmente, decidió renunciar a los derechos de Di Stéfano y presentar su dimisión. Años más tarde contó que fue presionado por la Federación.

De este modo el Real Madrid tuvo que pagar al Barcelona los costes de la estancia de Di Stéfano y su familia en la calle Balmes así como el dinero que el conjunto azulgrana había pagado a River Plate. A cambio, Chamartín disfrutaría de un jugador de leyenda. En Barcelona ese dinero ayudó a la construcción del Camp Nou, una obra faraónica destinada a superar al Nuevo Chamartín.

Limpio o no limpio, los hechos se produjeron como han sido contados. Aunque en Barcelona se olvidan de un detalle muy importante cuando hablan de conspiración. Con Kubala recuperado tenían a uno de los tres mejores jugadores de Europa en ese momento, con 26 años y en teórica plenitud física. Di Stéfano, una incógnita que se tenía que adaptar a Europa, era mayor que él y contaba con 27. Nadie, ni en Chamartín ni en el Camp Nou, esperaba que Di Stéfano fuese un jugador dominante durante una década, ni que Kubala se apagase en un par de años lastrado por las lesiones. Si en Barcelona lo hubiesen sabido, seguramente no hubiesen renunciado a Di Stéfano.


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