FC Barcelona; la Guerra Civil
La década de 1930 fue de todo menos gloriosa para el FC Barcelona. La ensalzada II República es vista en retrospectiva por el fútbol y el deporte catalán con el prisma del éxito y de la libertad. Una época donde el rancio control del españolismo no existía y brotaban las conquistas del liberal y moderno deporte barcelonés. Pues desde 1930 a 1936 el FC Barcelona no ganó ningún título. Ni Liga ni Copa. La II República no trajo éxitos deportivos, algo que, guste o no guste, sí que trajo los primeros años del Franquismo. De hecho, un Barça tocado por la venta de Pepe Samitier al Real Madrid (un asunto que dará para hablar en otro artículo y que fue una traición mucho más agria que la de Luis Figo) queda en puestos de descenso en 1934 y sólo se salva de perder la categoría ante la ampliación de la Primera División de 10 a 12 equipos.
Poco antes del Golpe de Estado de 1936, el FC Barcelona había perdido la final de Copa ante el Real Madrid. Un encuentro disputado en Valencia y que representó la retirada del fútbol de Ricardo Zamora. El portero catalán del Real Madrid evitó un gol en el último minuto del azulgrana Escolá con una extraordinaria parada efectuada con el hombro, la famosa “zamorana”. Para el 18 de julio la plantilla ya está de vacaciones, incluido el inglés Patrick O’Connell y el uruguayo Enrique Fernández, entrenador y estrella por este orden de la escuadra blaugrana.
En Barcelona, tras las refriegas de los primeros días, se mantiene el orden constitucional y las instituciones republicanas. Josep Sunyol es el presidente del club y tras una junta extraordinaria celebrada el 31 de julio, un par de días después viaja en coche rumbo a Madrid. Por error se adentra en la Sierra de Guadarrama, zona controlada por los franquistas, y es detenido y finalmente fusilado el 6 de agosto. La historiografía deportiva ha dejado su asesinato como un ajusticiamiento de odio ante el presidente del FC Barcelona. Es rotundamente falso. Sunyol fue fusilado porque se dirigía a Madrid para participar en una sesión en el Congreso de los Diputados en virtud de su escaño como diputado de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC). Es decir, fue una muerte política, nunca deportiva.
El FC Barcelona era el equipo de la burguesía catalana. La Ciudad Condal era un hervidero de jóvenes anarquistas y de ideas nuevas, osadas y aventuradas que proponían el derrumbamiento de las instituciones políticas. El 15 de agosto de 1936 un grupo de milicianos del departamento de parques y jardines de la CNT-FAI se presentaron en Les Corts e incautaron las oficinas del club, según ellos para “beneficio del pueblo”. Ese mismo día, Rossend Calvet, directivo azulgrana, creó entre los trabajadores del club un sindicato libertario, lo que podríamos llamar una cooperativa, que hizo que la CNT se echase atrás y asintiese que la directiva del Barça siguiera manejando los entresijos del club.
Ante tanto zozobra, al FC Barcelona aún le da para ganar una Liga Mediterránea, lo más próximo a una competición regulada en el momento, un torneo disputado en condiciones precarias por equipos catalanes y valencianos en zona republicana. Pero el Barça estaba herido de muerte. La supervivencia del club tuvo lugar un año después cuando emprendió una gira por México y Estados Unidos haciendo divulgación y propaganda en beneficio de la II República y obteniendo los suficientes recursos económicos para la supervivencia de la entidad. Buena parte de la plantilla se quedó en el país azteca y otros pusieron rumbo a Francia. Calvet ingresó el dinero de la gira en un banco de París, y menos mal que lo hizo, porque en un bombardeo de la aviación franquista en marzo de 1938 fueron destruidas las oficinas del club en Consell del Cent y con ellas 2.500 pesetas que se guardaban secretamente en el tubo de una cañería.
Para 1940, con la guerra concluida, el FC Barcelona es obligado a eliminar de su escudo dos rayas de la senyera (fueron recuperadas en 1949) y en el estadio de Les Corts se coloca un monumento en honor a los caídos por Dios y por España durante la Guerra Civil. Hasta que el desplome de la Alemania hitleriana obligue a Franco a levantar el pie del acelerador, los jugadores tendrán la obligación de realizar el saludo fascista y mantener la cabeza alta en dirección al monolito antes del inicio de los encuentros.
Un inciso. Muchos barcelonistas recuerdan con saña el monumento colocado delante de Sarriá, la casa del RCD Español. Era exactamente el mismo que había en Les Corts. La memoria suele ser selectiva.
En ese mismo 1940 Enrique Piñeyro, Marqués de la Mesa de Asta, es nombrado presidente del club por decreto gubernamental. Piñeyro había sido ayudante de campo del General Moscardó en la toma de Barcelona. Comenzaban así trece años durísimos en los que el FC Barcelona tuvo presidentes escogidos a dedo desde Madrid y en los que fueron purgados todos aquellos que no comulgaban con el Franquismo. Trece años muy duros de control absoluto del club y de españolización del mismo, hasta que en 1953 se permitió la libre elección del presidente mediante votación de los socios.
Trece años de control político, pero nunca de control deportivo. Es importante distinguir y no confundir. Trece años con un 11-0 en Chamartín incluido, pero también con 5 títulos de liga y 4 copas. El Real Madrid en ese periodo (1940-1953), lo años más duros del Franquismo, únicamente alzó 2 títulos coperos.