Minuto de silencio en los JJOO
Hace unos días, medios de comunicación europeos se hacían eco de un suceso acaecido en un encuentro clasificatorio para el Mundial de Fútbol de 2018 entre las selecciones de Australia y Arabia Saudita. Los jugadores arábigos declinaron mantener el minuto de silencio en memoria de los atentados yihadistas de Londres. La federación del país asiático emitió un comunicado en el que señalaba que estos sangrientos sucesos eran ajenos a su cultura.
Olvidamos en Europa que atentados terroristas asolan al mundo día tras día y nadie se rasga las vestiduras porque en un campo de fútbol danés o portugués no se tenga en cuenta las decenas de muertos por una bomba en Tanzania o en Indonesia. El motivo es el mismo; es ajeno a nuestro radio de influencia, interés o cultura.
Pero, ¿de dónde viene lo del minuto de silencio? Como tantas otras tradiciones asociadas al deporte, este simbólico gesto proviene de la guerra. El australiano Edward Honey, soldado y periodista (otras fuentes dicen que la idea fue del surafricano Percy Filipatrick), veía con recelo que para celebrar la victoria de la Commonwealth en la I Guerra Mundial tuviesen lugar desfiles y festejos. Para él, la mejor forma de honrar a los caídos en el campo de batalla era un homenaje de silencio simbolizando el respeto y el sacrificio. La idea fue llevada a cabo bajo el auspicio del London Evening News y el beneplácito del rey Jorge V el 11-11-1919 a las 11:00. Justo un año después del fin de la guerra, tuvo lugar el primer minuto de silencio de la historia. En realidad, no fueron 60 segundos, sino 120, tradición que en Australia, país natal de Honey, se sigue manteniendo a día de hoy.
Aunque habitual en los terrenos de juego, el minuto de silencio no llegó a los Juegos Olímpicos hasta 2012, y no lo hizo sin polémica. Los estatutos del COI impiden que se realice ningún tipo de homenaje que pueda tener matices políticos o de conflicto entre países. Pero una mujer, Andre Spitzer, estuvo batallando 40 años para romper este estricto protocolo.
El marido de Andre y otros 10 deportistas israelís fueron asesinados por un comando palestino en la villa olímpica de Múnich durante la celebración de los JJOO de 1972. Olimpiada tras olimpiada los abogados de Spitzer toparon con la burocracia del COI, pero finalmente en Londres tuvo lugar el primer minuto de silencio -y quizás el último- de la historia del olimpismo. Eso sí, no fue en la ceremonia de inauguración, se quedó en la intimidad de la villa olímpica. Y no busquen vídeos en youtube, tan sólo una foto atestigua un momento histórico al que el COI quiso darle la menor importancia posible.