Templos del deporte: Estados Unidos (1ª parte)
¿Qué es un estadio? No es sólo un simple marco; es un evento deportivo, histórico y arquitectónico en sí. Es baluarte inexpugnable, símbolo de un club, reflejo de una cultura y protagonista de una ciudad. Son ejemplos de elegancia estética y soluciones técnicas y también de innovaciones tipológicas y tecnológicas. A menudo comparamos los estadios con el Anfiteatro Flavio, conocido por todos como el Coliseo de Roma. Realmente los estadios se asemejan a los prototipos del teatro griego, adaptados a unos desniveles naturales y abiertos al territorio circundante. Del anfiteatro romano adquieren la estructura cerrada y edificada.
La palabra estadio procede del latín ‘stadium’. Hablamos de un terreno plano rodeado por gradas de espectadores que cada vez en mayor medida son cerradas. De hecho, en Sudamérica se les suelen llamar canchas, vocablo que proviene del quechua ‘kancha’ que significa recinto cerrado. El estadio más antiguo del mundo del que se tiene constancia es el estadio de Olimpia (776 a.C) en Grecia. Sabemos que en el mundo griego cada cuatro años se celebraba una competición deportiva para conmemorar la paz, por lo que se concedía una tregua en todas las guerras en disputa.
Si alguno de los que ha llegado hasta aquí me lee regularmente será consciente de conocer ya estas palabras. Estos mismos párrafos adornaban unos artículos que a finales de 2017 escribí y que titulé ‘templos del fútbol’. Fue en los albores de este blog. Más de 300 artículos atrás en el tiempo. A través de cuatro reportajes hablaba de los estadios de fútbol más reseñables, tanto del ayer como del hoy. Al final del presente articulo tenéis los enlaces correspondientes por si apetece leerlos o releerlos.
El caso es que aquellos cuatro artículos eran todos centrados en el deporte rey. Y fueron asumidos con una visión eurocéntrica. Lo cierto es que es indudable que hay templos deportivos en todos los continentes y dedicados a deportes irrelevantes bajo el prisma europeo como el fútbol americano, el béisbol o el criquet. Incluso hay estadios dedicados en exclusiva a la práctica del rugby y vetados al fútbol, siendo el rugby un deporte de tronío en buena parte de Europa Occidental.
Ergo hablamos de estadios y no de pabellones. Estos últimos son recintos polideportivos y multiusos que no podemos adscribir concretamente con el hecho deportivo. El fastuoso Madison Square Garden de Nueva York sirve tanto para presenciar partidos de baloncesto como homilías del Papa, conciertos de Beyoncé o mítines de Donald Trump. Un estadio funciona como templo del deporte, aunque esporádicamente sirva para otros eventos. Es cierto que existen pabellones donde se practica el baloncesto de forma regular como los fantásticos recintos de la Universidad de Syracuse o de la de Kentucky o el Arena de Belgrado en Europa, pero no son estadios en sentido estricto. Los estadios son por definición recintos abiertos (aunque ahora se techen), puros, genuinos, en comunión con la naturaleza. De hecho, y aunque ahora se haya perdido, la etimología correcta sería la de campo (recinto de hierba con gradas), estadio (recinto de hierba con gradas y pista de atletismo) y pabellón o arena (recinto polideportivo con gradas y cubierto).
Así entonces haré dos clasificaciones de diez estadios a través dos artículos diferentes. Es tal el volumen de recintos significativos que hay en Estados Unidos que me he visto obligado a dedicar un listado entero a los templos del deporte norteamericano. Como toda lista tendrá un matiz subjetivo, pero intentaré darle una serie de parámetros para que prime la objetividad.
Al hacerlo renunciaré a darle preponderancia a estadios de gran significado deportivo, pero que no son lugares regulares de práctica deportiva. El Olímpico de Montreal puede presumir de haber sido sede de unos Juegos Olímpicos o de estar adornado por la torre inclinada más alta del mundo, pero adolece como una mole inerte dado que ningún club ocupa sus instalaciones domingo tras domingo. Del mismo modo el Estadio Nacional de Pekín, aquel impresionante nido de pájaro que nos fascinó en 2008, sólo ha sido sede de otros cinco eventos 15 años después de su inauguración.
Quedarán fuera de la lista verdaderas maravillas arquitectónicas, pero de exigua importancia deportiva. Por ejemplo, el increíble Marina Bay de Singapur, cuyo terreno de juego está sobre el mar, el estadio de fútbol americano de los Jaguars de Jacksonville, donde se puede seguir el encuentro mientras disfrutas de un baño en una piscina, o el Fisht de Sochi, cuyas gradas parecen montañas nevadas. Tampoco el número de asientos ha sido la referencia, quedando excluidos recintos como el Beaver Stadium (106.500 espectadores), el Ohio Stadium (105.000), el Bryant Denny Stadium (101.000) o el Memorial de Nebraska (97.000), espacios colosales pero adscritos al deporte universitario de fuerte tradición en Estados Unidos, pero de escasa proyección internacional.
Lo que se ha tomado como eje principal de esta clasificación es el peso y tradición de los equipos que lo representan, así como el valor arquitectónico del recinto por sí mismo y su preponderancia en el barrio y en la ciudad donde se ha edificado. No se ha olvidado la majestuosidad de templos de reciente construcción, pero, es incuestionable, que ante caso de duda el valor histórico existente prima sobre el hipotético valor histórico de futuro. Así el fantástico Metlife Stadium (2011) donde juegan los New York Giants, el Empower Field (2001) de los Denver Broncos, el Gillette Stadium (2002) casa de los New England Patriots o el ATT Stadium (2009) de los Cowboys han sido descartados, no por su importancia o su magnificencia, sino por su escaso peso histórico.
Del mismo modo creo que es obligado hacer referencia a una serie de estadios que, demolidos, no ocupan el presente, pero que adornaron páginas gloriosas del pasado como el Giants Stadium (1976-2010) en el área metropolitana de Nueva York, el Foxboro Stadium (1971-2001) en el cinturón de Boston y el astronómico Kingdome (1972-2000) de Seattle.
— TEMPLOS DEL DEPORTE DE ESTADOS UNIDOS —
Vayamos entonces con los diez templos del deporte de Estados Unidos y nos guardaremos una sorpresa para el final. Siete de los recintos escogidos serán espacios donde habitualmente se juega al fútbol americano y tres serán hogar del béisbol. Considero que es una lista ecuánime al gusto de los estadounidenses. Hay 26 estados donde la liga más seguida es la NFL (fútbol), 13 donde es la MLB (béisbol), 10 donde domina la NBA (baloncesto) y en sólo uno la liga más seguida es la NHL (hockey sobre hielo) En todo caso veremos cómo los recintos dedicados al béisbol ocupan plazas de privilegio en mi lista por su singularidad y por su respeto hacia la tradición:
10. MICHIGAN STADIUM (fútbol americano): Ubicado en Ann Arbor, una pequeña ciudad universitaria situada a unos 70 kilómetros de Detroit, el Michigan Stadium es la casa de los Wolverines de la Universidad de Michigan. Inaugurado en 1927, el Michigan Stadium tiene una capacidad de 107.000 espectadores todos sentados en bancos corridos que lo convierten en el recinto de mayor capacidad de Estados Unidos. De hecho, cuatro de cada cinco habitantes censados en la ciudad cabrían en el estadio que acumula lleno tras lleno partido tras partido. No obstante, su extraordinario tamaño no es apreciable desde el exterior dado que la mayoría de los asientos están por debajo del nivel del suelo. El equipo ha ganado 11 títulos universitarios de fútbol y entre las leyendas que tienen su camiseta retirada está el número 48 del ex presidente Gerald Ford. Por entonces ninguna mujer podría ver las evoluciones del que en 1974 se convertiría en presidente, dado que hasta 1968 estaba prohibida la entrada al Michigan Stadium tanto a las mujeres como a los niños.
9. SOLDIER FIELD (fútbol americano): Situado en un parque de Chicago a escasa distancia del Lago Michigan, el Soldier Field es un hermoso estadio para 61.500 espectadores inaugurado en 1922. El estadio honraba a los caídos en la I Guerra Mundial (campo del soldado) y no tenía un uso definido hasta que en los años 70 se convirtió en el hogar de los Chicago Bears campeones de la NFL en nueve ocasiones. El recinto tiene una característica forma ovalada que recuerda a una bala y durante muchos años contó con hierba sintética en una época donde se pensaba que aquello era progreso y futuro. Lo más característico del Soldier Field era su fachada, una conjunción de columnas grecorromanas que se elevaban por encima de las gradas. Esto hizo que con el tiempo el estadio fuese declarado patrimonio nacional, pero una profunda reforma acometida en 2003 hizo que se le fuese retirado el título.
8. SANFORD STADIUM (fútbol americano): Justo lo contrario ocurre con el Sanford Stadium. Cuando se levantó, allá por 1927, el arquitecto hizo firmar un documento por el que si en el futuro se realizaban remodelaciones en el recinto sería de obligado cumplimiento mantener la estructura original. Y así ha sido. En el espacio de un siglo se han puesto luces, se han levantado nuevas gradas, se han creado palcos de prensa y se añadieron tribunas de lujo hasta dejar el aforo actual en 92.000 almas. Y todo manteniendo la característica estructura original con un fondo abierto a la ciudad de este recinto de Atenas (Georgia) donde juegan los Bulldogs, quienes han logrado tres títulos universitarios de fútbol americano, el último en 2021.
7. TIGER STADIUM (fútbol americano): El valle de la muerte. Ese es el nombre popular del estadio de la LSU, la Universidad Estatal de Louisiana, considerado el recinto deportivo más ruidoso de Estados Unidos. Numerosas remodelaciones han dejado su capacidad en 102.000 almas, diez veces más que cuando fue inaugurado en 1924. El espacio tenía forma de herradura y se encontró con la imposibilidad legislativa de ser cerrado al tener que gastarse los fondos necesarios para ello en una residencia de estudiantes. Se sorteó la prohibición construyendo la residencia en un anillo inferior debajo de los asientos del estadio. El Tiger Stadium, situado en Baton Rouge la capital del estado, también tiene la particularidad de ser uno de los poquísimos campos que mantiene las porterías con dos palos propias del rugby europeo y erradicadas por los postes en forma de Y típicos del fútbol americano.
6. DODGER STADIUM (béisbol): Los Dodgers nacieron como equipo de béisbol de Brooklyn, un barrio de Nueva York. Allí cosecharon numerosos éxitos hasta que en 1958 decidieron trasladarse a la otra punta del país donde vieron una oportunidad única para expandirse. Nacían así Los Ángeles Dodgers y con ello nació también su nuevo estadio. Se trataba entonces de uno de los pocos recintos financiado enteramente con capital privado. Se proyectó un inmenso recinto con capacidad para 56.000 espectadores que aun hoy sigue siendo el estadio de béisbol de mayor aforo. La construcción fue polémica ya que se hizo en un barranco del centro de la ciudad donde malvivían inmigrantes mexicanos que fueron expulsados de sus casas. Hoy, el Dodger Stadium se encuentra en el corazón de Los Ángeles y puede presumir de un récord de 856 de partidos de la MLB sin ser suspendidos por culpa de la lluvia desde abril de 1988 al mismo mes de 1999. En todo caso el Dodger Stadium fue el primer recinto para béisbol en tener gradas cubiertas (para el sol californiano, lógicamente). En abril, concretamente el día 15, en todo Estados Unidos se conmemora el día de Jackie Robinson, el histórico número 42 de los Dodgers quien fue el primer afroamericano en jugar en la MLB.
5. WRIGLEY FIELD (béisbol): Lo que antes era un barrio obrero al norte de Chicago hoy es un animado lugar cercano al lago donde rezuma el ambiente de la buena música y los buenos restaurantes. Allí, en el barrio del mismo nombre, se inauguró el Wrigley Field en 1916. El característico triángulo de los estadios de beisbol está rodeado por viviendas unifamiliares o edificios de un par de plantas alineados perfectamente, mientras al sur se ven los majestuosos rascacielos de la ciudad del viento. Con capacidad para 42.000 espectadores, es hogar de los Chicago Cubs ganadores tres veces de las Series Mundiales de la MLB (1907, 1908 y 2016). El Wrigley Field destaca por su fachada de ladrillo vista cubierta por hiedras y por su icónica marquesina de color rojo con el marcador hecho a mano. La MLB obligó a acolchar todas las paredes de sus recintos deportivos por seguridad, pero la hiedra hizo que Wrigley Field se librara de ello. Cuando la temporada comienza solo se ven enredaderas, pero la hiedra crece conforme avanza la temporada hasta cambiar a color rojo cuando llega el otoño. Todo en Wrigley Field suena a ancestral, incluyendo la posibilidad de ver un partido desde la terraza de uno de los edificios aledaños sin tener que pagar entrada. Desde 2020 Wrigley Field es patrimonio nacional de los Estados Unidos.
4. LAMBEAU FIELD (fútbol americano): Green Bay es una pequeña ciudad de Wisconsin. Con poco más de 100.000 espectadores es la ciudad más pequeña en tener un equipo profesional deportivo de cualquiera de las cuatro grandes ligas. No solo eso, sino que los Green Bay Packers han ganado 13 títulos de la NFL y la franquicia es la única de todo el país en la que no hay un dueño y los propietarios son los socios. Desde 1957 los Packers juegan en Lambeau Field un recinto con capacidad para 81.000 espectadores y que honra a Curty Lambeau ex jugador y ex entrenador de los Packers. El estadio es conocido como el santuario del fútbol americano o la tundra congelada dado que hasta que en 2013 se instaló un sistema de calefacción subterránea lo habitual era bajar de los 10 grados bajo cero en la temporada invernal. A pesar de la inmensidad de su tamaño para lo pequeña de la ciudad, hay lista de espera de más de 25 años para conseguir asiento y es el recinto con más llenos consecutivos y el primero dedicado en exclusiva al fútbol americano en la historia de la NFL.
3. ROSE BOWL (fútbol americano): Siglos atrás Pasadena era uno de esos lugares donde los misioneros españoles levantaron templos para cultivar la fe católica. Hoy Pasadena ha sido engullida como ciudad satélite de la gigantesca Los Ángeles. Pues allí, un medio de un parque, se proyectó el Rose Bowl con la finalidad de celebrar anualmente un partido que enfrentase a los lideres de fútbol americano del este y el oeste del país para determinar al campeón nacional. El estadio, y así mismo el torneo, pasó a llamarse coloquialmente como Bowl (tazón) dado que el recinto tenía dicha forma. De ahí que todos los torneos finales de fútbol americano desde entonces se llamen ‘Bowl’, incluido el hoy archiconocido torneo final de la Superbowl de la NFL. El Rose Bowl no solo alberga partidos de fútbol americano, sino que ha sido sede de las pruebas de ciclismo en pista en los JJ. OO de 1932 o del torneo de fútbol en los JJ. OO de 1984. También fue sede de la final del Mundial de fútbol de 1994 que enfrentó a Brasil e Italia con victoria de la canarinha.
Fue proyectado en 1922 para 40.000 espectadores y con forma de herradura, pero pronto se hizo pequeño y en 1928 fue cerrado para darle su luego icónica forma de tazón. Actualmente son 88.000 almas las que pueden presenciar los partidos de los Bruins de la Universidad de UCLA, aunque para el Rose Bowl universitario se pueden proyectar gradas móviles para alcanzar los 120.000 espectadores. Hoy el camino de entrada está rodeado de rosas de diversos colores que alegran la llegada de los aficionados. Pero el problema es que el camino puede ser odioso, dado que el Rose Bowl solo tiene una carretera de acceso, por lo que se pueden llegar a tardar más de dos horas en cubrir el escaso kilómetro que hay desde la salida de la autopista de Los Ángeles hasta la entrada del estadio.
2. FENWAY PARK (béisbol): Apenas suma 37.000 asientos siendo uno de los campos más pequeños de toda la MLB, es incómodo para el espectador, de difícil acceso y está enclaustrado en un parque que sobrevive fagocitado por el centro de Boston, pero no existe cancha de béisbol más icónica que Fenway Park. En 1912 se inauguró el estadio de los Boston Red Sox, un recinto asimétrico que se ha mantenido en esencia desde entonces. En 1999 miles de manifestantes se congregaron por las calles de la ciudad para impedir el derrumbe del recinto y la construcción de un nuevo estadio. Al igual que en Wrigley Field, aquí hay asientos con vista obstruida por culpa de las columnas (con tickets más baratos) y cuenta con mayor capacidad en los juegos nocturnos que en los diurnos, dado que por el día hay que colocar una lona negra en los asientos que están justo enfrente del bateador para que no pierda visibilidad por el sol. Todos los asientos de Fenway Park son verdes, salvo uno situado a 153 metros a donde fue parar una bola que cayó en la cabeza de un espectador en un partido de 1946. El hombre, indignado, protestó y preguntó a viva voz a que distancia se tendría uno que poner para estar a salvo de los golpes de una bola perdida. Desde entonces aquel asiento en rojo marca la distancia mínima recomendada para los que no quieren sustos innecesarios. Son algunas de las características de este templo. Pero hay más. En la pared izquierda se encuentra el llamado ‘Green monster’, un muro pintado de verde mucho más cerca de la pista de lo normal y que favorece a los bateadores diestros.
La rivalidad entre los Boston Red Sox y los New York Yankees es una de las más feroces del deporte estadounidense. La rivalidad se inicia en 1919 cuando los Red Sox traspasan a Babe Ruth a los Yankees en el que está considerado la peor decisión tomada en el mundo del béisbol. Nacía entonces ‘La maldición del Bambino’. Los Red Sox habían ganado tres títulos seguidos hasta la venta de Ruth y a partir de entonces encadenaron 86 años de sinsabores hasta que lograron las Series Mundiales en 2004. Una vez roto el maleficio han conseguido tres títulos más coronándose como el mejor club de lo que va de siglo XXI.
1. LOS ANGELES MEMORIAL COLISEUM (fútbol americano): Al igual que el Rose Bowl, el Los Ángeles Memorial Coliseum también es patrimonio nacional de Estados Unidos. Fueron construidos en la misma época, pero mientras el Rose Bowl se instaló en Pasadena, al norte de la ciudad, el Memorial Coliseum fue proyectado al sur, dentro del casco urbano de Los Ángeles. Apodado ‘The Grand Old Lady’ será el único estadio de la historia en albergar tres Juegos Olímpicos cuando sea sede de la edición de 2028 al igual que antes lo había sido en las de 1932 y 1984. Allí entraban 15.000 espectadores cuando fue inaugurado en 1923, aunque para los primeros Juegos Olímpicos la cifra ya se elevó a 100.000 almas. Hoy 78.000 espectadores siguen desde el coliseo los partidos de fútbol americano de los Trojans de la USC, al igual que fue sede durante muchos años de los encuentros de Los Ángeles Rams de la NFL, de la primera Super Bowl de la historia en 1967 y de numerosas finales de la Liga de Campeones de fútbol de la Concacaf.
La característica más llamativa es un arco en la entrada de la que cuelga el pebetero olímpico. Allí lleva desde 1932 y en 1984 se le añadieron un par de estatuas, una femenina y otra masculina, que representan a los atletas olímpicos. La configuración en forma de cuenco fue imitada del cercano Rose Bowl, aunque sin tanta profundidad. El Memorial Coliseum debe su nombre a que en su primigenie fue proyectado como un monumento a los caídos en la I Guerra Mundial. Pocos podrían pensar que en 2019 habría allí el palco de prensa más grande del país, asientos retráctiles o pasillos cubiertos con pantallas LED para ver lo que pasa a ras de césped.
BONUS: YANKEE STADIUM (béisbol): Cabe hacer una mención especial a uno de esos estadios desaparecidos pero que deben estar presentes en nuestras oraciones. El campo más icónico de Estados Unidos. Babe Ruth, aquel chico que marchó de Boston rumbo a Nueva York, se convertiría en un mito en la Gran Manzana. ‘La casa que Babe Ruth construyó’. Así era conocido el Yankee Stadium, el recinto inaugurado en 1923 para poder dar cabida a los miles y miles de hinchas que querían ver a Ruth. Ubicado en el barrio de Bronx, en la catedral del béisbol cabían 58.000 personas, aunque hubo épocas en las que hasta 80.000 personas se agolpaban en el recinto, una cantidad monstruosa para un estadio de béisbol. En 2009 se tiró el estadio y se construyó uno en una parcela adyacente. Pero no es lo mismo. Los Yankees son el Real Madrid del béisbol y Babe Ruth su Alfredo di Stéfano. Entre 1923 y la demolición de 2009 ganaron 27 títulos. Desde entonces, desde que están en su nueva casa, no saben lo que es el triunfo.
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