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La final de los García

Por parte del Real Madrid jugaron: Agustín; García Cortes, García Navajas, Sabido, Camacho; Ángel, Del Bosque, Stielike; Juanito, Santillana y Cunningham. En la segunda parte entró Pineda. Formaron por parte del Liverpool FC: Clemence; Neal, Thompson, Hansen, Alan Kennedy; Lee, McDermott, Souness, Ray Kennedy; Dalglish y Johnson. En la segunda parte entró Case. Esas fueron las alineaciones que ambos conjuntos presentaron en el Parque de los Príncipes de París el 27 de mayo de 1981 con motivo de la final de la Copa de Europa. Para el Real Madrid, entonces hexacampeón, era su primera finalísima en 15 años. Para el Liverpool FC, entonces bicampeón, era su tercera final en un lustro. Los españoles contaban con los hados de la historia. Los ingleses con el favoritismo.

La temporada blanca no auguraba proeza semejante. Al contrario. Hacía estragos el sol del verano cuando en un amistoso en Múnich el FC Bayern le endosa un humillante 9-1 al Real Madrid. Es un amigable, pero escuece como pocas derrotas han escocido antes. Entrena a los merengues Vujadin Boskov, un hombre de verborrea simple, pero autor de algunas de las frases más recordadas de la historia del balompié. A su famoso ‘el fútbol es fútbol’ acuñado para esas acciones de difícil explicación, dejará otra sentencia para los anales al acabar el duelo de Alemania: “Mejor perder un partido por nueve goles, que nueve partidos por un gol”.

Bayern Múnich, 9 - Real Madrid, 1. La risa va por barrios - Madrid-Barcelona
Mejor perder un partido por nueve…

Lo cierto es que el fútbol español no da para mucho más. Los setenta son una década horrenda en la que se escapan las clasificaciones para el Mundial de 1970 y 1974. La Liga apenas cuenta con estrellas y se abusa del fútbol de raza y defensivo. Son más famosos fuera de nuestras fronteras los defensas de pelo en pecho (el estereotipo es Goyo Benito) que los jugadores habilidosos. Ingleses, italianos y, esencialmente, alemanes, parecen cazas a reacción con coraza de acero cada vez que vienen a España. Son 13 años sin títulos internacionales desde la Copa de Europa del Real Madrid de 1966 hasta la Recopa del FC Barcelona de 1979. Es, sin duda, la época más oscura del fútbol español, no tanto por los títulos, sino por la sensación de impotencia ante el extranjero.

Y si hay club representativo de la fortaleza de España en Europa ese es el Real Madrid. Desde la consecución de la sexta Copa de Europa en 1966 el Madrid deambula por el continente como alma en pena. Sigue reinando en España, aunque en los 70 su rival vecinal será capaz de discutirle la hegemonía. De hecho, el Atlético alcanzará el subcampeonato europeo en 1974 algo con lo que el Madrid sólo podrá soñar. Más aún cuando a finales de esa década tanto Amancio como Pirri, últimos supervivientes del gran Madrid, se retiren. A la altura de 1980 el siempre resolutivo Santillana y el corazón de Juanito intentan mantener a flote a un grupo de meritorios.

A la pareja citada se unen dos extranjeros. El primero, Uli Stielike, es un internacional alemán de sólida carrera capaz de jugar tanto de libre como en el centro del campo. Sin embargo, al igual que Juanito o Santillana, aun siendo buenos futbolistas no eran para nada estrellas de categoría mundial. El otro foráneo es Laurie Cunningham, el primer jugador de raza negra en ser internacional inglés, una bellísima persona pero que no consiguió destacar sobremanera como extremo. El resto del equipo está formado por meritorios, jugadores de la casa, algunos mejores que los otros, pero la mayoría de ellos futbolistas de perfil bajo que en cualquier otra época no hubiesen pasado de jugar un par de partidos con el Real Madrid.

Buena parte de ellos tenían como apellido García. Es García el más común de los apellidos en lengua castellana. Ser un García es ser un ser desapercibido. Uno entre cientos. Y así eran aquellos meritorios del Real Madrid. Un equipo de desconocidos que todos juntos formaban un ente. Había hasta cinco (García Cortés, García Navajas, García Hernández, García Remón, Pérez García) y junto a otros comunes mortales como Ángel, Pineda, Sabido o Isidro estuvieron a punto de devolverle la grandeza al Real Madrid.

Y así pasaron a la historia. Si hubo un ‘Madrid de Di Stéfano’, un ‘Madrid-Yé-Yé’, una ‘Quinta del Buitre’, un ‘Madrid de los Galácticos’ o un ‘Madrid de Zidane’, también hubo un ‘Madrid de los García’.

En las dos primeras rondas el Madrid elimina con facilidad al Limerick FC irlandés y al Honved de Budapest recordando glorias pasadas. En esta eliminatoria (3-0 de parcial) destaca la actuación de Cunningham, en uno de sus mejores partidos con la camiseta blanca. En cuartos de final el Real Madrid viaja a Moscú para enfrentarse al Spartak. Allí sobrevive al asedio ruso con una actuación estelar de García Remón recordando a aquella de años atrás ante el Dinamo de Kiev que le valió el apodo de ‘Gato de Odesa’. En la vuelta, la entrada de Isidro por Del Bosque en la segunda parte cambiará el signo de la eliminatoria. Isidro batirá en dos ocasiones a Rinat Dassaev para darle a los blancos la clasificación para semifinales. ‘San Isidro goleador’ era un futbolista multidisciplinar al que Boskov colocaba tanto de lateral izquierdo como de delantero con el mismo aceptable rendimiento. Como un Lucas Vázquez de la actualidad, Isidro representaba a ese meritorio que nunca protesta cuando no juega y que siempre rinde cuando se le necesita.

Real Madrid Crónicas de aquel Real Madrid: San Isidro Goleador - AS.com
Gol de Isidro

Por el otro lado del cuadro avanzaba el Liverpool FC. A diferencia de lo que le ocurrió al Madrid, la década de los 70 fue gloriosa por los ‘reds’. Desde que el escocés Billy Shankly cogió las riendas del club en 1959 cuando militaba en la segunda categoría inglesa, no hizo más que hacerlo crecer hasta llegar al estrellato europeo. Lo hizo identificando al club con una forma de jugar que se dio en llamar ‘passing Liverpool game’ basada en el juego de toque, muy al contrario de lo que se estilaba en la Inglaterra de entonces donde el ‘kick and run’ (lanzar y correr) formaba parte del ABC del fútbol. Eso, y una comunión casi sagrada con los socios y trabajadores de la ciudad (Shankly fue el que hizo colocar la placa de ‘This is Anfield’ en el túnel de vestuarios para enfervorizar a los suyos y hacer temblar a los visitantes) hizo del Liverpool FC un grande en pocos años.

A Shankly lo sucedió su segundo, Bob Paisley, en 1974. Desde ese año y hasta 1981 el Liverpool FC había sumado 4 Premier, la Copa de la UEFA de 1976 y las Copas de Europa de 1977 y 1978. El esqueleto del equipo estaba formado por el portero Ray Clemence, el lateral derecho Phil Neal, los centrales Alan Hansen y Phil Thompson, el pivote Terry McDermott y, esencialmente, los escoceses Graeme Souness y Kenny Dalglish. El primero era un oso con la delicia de un violinista. Era un ‘box to box’ capaz de morder a ambos lados del campo. El segundo era un estilista, pequeño y pillo, de gran técnica y no excesivamente goleador, pero si capaz de anotar en el momento preciso.

El Liverpool FC elimina en primera ronda al Limerick FC irlandés y al OPS (10-1 en el global) finés antes de jugar en cuartos ante el CSKA Sofía. Allí Souness firmó una actuación memorable con tres goles en una eliminatoria que se resolvió por 6-1 en el global a favor de los ‘reds’. En semifinales tocó el FC Bayern. En Inglaterra el partido acabó sin goles a pesar de las numerosas ocasiones del Liverpool FC. Quedaba la vuelta. Los muniqueses no habían perdido partido alguno en casa durante la temporada. Y así seguiría la cosa. Dalglish se lesionó al poco del inicio, pero el Liverpool FC se las apañó para aguantar el 0-0, hasta que a falta de siete minutos Ray Kennedy anotaba el 0-1. Poco antes del final Rummenigge empataba el encuentro, pero el valor doble de los goles en campo contrario daba el pase a la final a los ingleses.

Trent, Lovren, Garcia and more: Kop 10 wins over German teams - Liverpool FC
Ray Kennedy (Liv) y Paul Breitner (Bay)

Al Madrid le tocó en suerte en semifinales el Internazionale milanés. En el Bernabéu los blancos barrieron al Inter con un monumental cabezazo de Santillana y un derechazo de Juanito. En la vuelta, el liderazgo de Stielike y una gran actuación del portero Agustín en su debut europeo darán el pase al Real Madrid a pesar de perder por 1-0. Agustín había debutado semanas atrás tras lesionarse García Remón y sería titular en la primera final de Copa de Europa para el Real Madrid en quince años.

El Madrid llegaba a París con urgencias históricas y también recientes. No hubo Liga ni Copa del Rey. Era todo o nada. El Liverpool FC también había fracasado esa temporada, por lo que sólo la Copa de Europa podía salvar su campaña. Jugarían Dalglish y Alan Kennedy, ambos recientemente recuperados de sus lesiones. Se especulaba con que el emergente Ian Rush sustituiría a Dalglish, pero no fue así. También Cunningham, que volviera a los terrenos de juego diez días antes tras seis meses de lesión, sería de la partida. Arbitraba el húngaro Palotai, quien ya dirigiera la final de 1976 y que es uno de los excepcionales casos de colegiados con notable carrera futbolística en el pasado.

El Liverpool FC dominó el partido y el Real Madrid se dedicó a defender y a salir a la contra. Aun así, las ocasiones fueron escasas, salvó un remate a bocajarro de Souness. En la segunda parte se mantuvo la misma tónica, pero el Madrid estuvo a punto de anotar en una cabalgada de Camacho que se marchó por encima del larguero. Llegó a tener alguna ocasión más, pero fue malgastada por Juanito, quien sería fuertemente criticado al finalizar el partido por exceso de individualismo.

Se llegó así al minuto 81, cuando un error al despejar un saque de banda de García Cortés dejó solo a Agustín ante Alan Kennedy que le fusiló. Los blancos reclamaron que el saque de banda les favorecía y Alan Kennedy acabaría confesando que su intención era centrar y no tirar. Lo cierto que es era el futbolista más tosco de los 22 que había el campo y tal sería su suerte que también anotaría el penalti decisivo en la tanda que en 1984 le daría al Liverpool FC otra Copa de Europa.

El Madrid de los García no pudo alzarse con el título, pero llegar hasta la final habla realmente bien de un grupo que igual era limitado, pero quizás menos de lo que se les atribuía por lo común de los apellidos con los que fueron bautizados. Fue la tercera Copa de Europa del Liverpool FC y un intento perdido para el Real Madrid. La revancha llegaría en 2018 con la consecución de la 13ª Copa de Europa blanca gracias a una prodigiosa chilena de Gareth Bale y una descomunal cantada de Karius. En 2022 toca el desempate.

Conocidos y admirados a partes iguales los Stielike, Del Bosque, Camacho, Juanito, Santillana o Cunningham, recordemos quien eran los García y sus allegados:

Mariano García Remón (1971-1984): Trece temporadas como portero alternando titularidad y suplencia. Es junto a Casillas el único guardameta nacido en Madrid con éxito defendiendo el arco blanco. Sus paradas ante el Dinamo de Kiev le valieron el mote de ‘Gato de Odesa’. Fue efímeramente entrenador del Real Madrid.

Francisco García Hernández (1978-1983): Habitual suplente, era un centrocampista multiusos utilizado con frecuencia por todos sus entrenadores. Canterano y madrileño, tras dejar el Madrid jugó cinco temporadas en el CD Castellón en Segunda División. Tras retirarse fue ojeador de las categorías inferiores merengues.

Rafel García Cortés (1978-1982): Lateral derecho y buen lanzador de faltas, pasó un año cedido en Burgos antes de afianzarse como titular. También madrileño, ganó una Copa del Rey con el Real Zaragoza y se retiró en el Rayo Vallecano a inicios de los 90. En la actualidad forma parte del organigrama de la Fundación Real Madrid.

Antonio García Navajas (1979-1982): Procedente de la cantera del Real Burgos, fue suplente habitual, aunque formó parte de la defensa titular en la final de París. Después militó en el Real Valladolid y en el Rayo Vallecano.

Ángel Pérez García (1979-1982): Lateral izquierdo canterano que saltó a la fama por un descomunal marcaje a Kevin Keegan en semifinales de Copa de Europa de 1980. Sin embargo, se diluyó como un azucarillo y pronto marchó al Elche CF antes de retirarse en el Real Murcia. Fallecido.

Andrés Sabido (1977-1982): El más conocido de los desconocidos. Un defensa de los que primero daban y después preguntaban. Madrileño y canterano, cerró su carrera en el CA Osasuna tras militar en el RCD Mallorca.

Isidro Díaz (1977-1985): ‘San Isidro Goleador’ es una de esas personas que sólo tiene amigos. Defensa, centrocampista, delantero…cumplía siempre que salía desde el banquillo. Nacido en Guijuelo y formado en la cantera merengue se retiró en el Elche CF tras pasar antes por el Racing de Santander.

Ángel de los Santos (1979-1985): A diferencia de los anteriores, el andaluz Ángel llegó al Real Madrid como futbolista consagrado. Tras destacar en la UD Salamanca se hizo fuerte en la sala de máquinas del Real Madrid durante varios años para colgar las botas en el Bernabéu en 1985 ya relegado al ostracismo del banquillo.

Francisco Pineda (1980-1985): También era García, pero no usaba su segundo apellido. Delantero voluntarioso que tras triunfar en el Castilla no lo pudo hacer en el primer equipo. Jugará también en el Real Zaragoza y se retirará en 1990 en el CD Málaga.

El Madrid de los García | Cuadernos de Fútbol
El Madrid de los García

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