¿Camisetas sagradas? No tanto como pensamos
Con el capitalismo democrático como gran triunfador, atrás quedaron los tiempos donde las ideas eran defendidas con la vida. Quizás es mejor dejar de un lado el concepto derecha/izquierda y abrazar definitivamente el de conservador/progresista. Para los conservadores las respuestas suelen estar en el pasado. Todo aquello susceptible de cambio debe respetar la tradición y, antes de afrontar un nuevo proyecto, primero hay que probar a arreglar el ya existente. Para los progresistas no existe más allá que el futuro. Toda mejora está por venir y, romper con lo que no ha funcionado, se tiene como lo lógico.
El fútbol siempre ha estado en manos de los tradicionalistas. Hasta hoy. Las reglas básicas y todo lo que rodea al fútbol, desde las comunicaciones hasta la forma de entrenar o el diseño de los balones, se mantuvieron prácticamente inalterables hasta hace un par de décadas. El cataclismo al que se está enfrentando el fútbol para adaptarse al galopante avance tecnológico y a una nueva forma de ocio juvenil está removiendo sus cimientos.
Los conservadores mal se adaptan a estos cambios. Especialmente gravantes son las permutas en las indumentarias y en los escudos de los equipos. Ambos representan la identidad, la memoria y el sentido de pertenencia de la comunidad. Son el símbolo de una pasión. El escudo desempolva hechos del pasado para ponerlos en valor. Las nuevas formas de comunicar cambian la imagen para buscar distintas sensaciones impregnadas de modernidad.
Pero donde el insulto se convierte en sacrilegio es cuando se hace un cambio de diseño en la equipación. A fin de cuentas, es el club el que decide modificar el escudo, pero es una ambiciosa casa comercial la que decide cambiar el diseño de la camiseta.
Sacrilegio, ¿verdad? Mas, quizás, esos colores que tanto amamos igual no lo son tanto.
Cuando en 1872 Inglaterra y Escocia disputen el primer partido internacional de la historia lo harán con camisa de manga larga y pantalones por debajo de la rodilla. Las botas de cuero eran, por supuesto, negras, se llevaban calcetines largos y los guardametas solían usar gorra con independencia de que el día fuese soleado. Muchos futbolistas llevaban también una cinta a modo de protector en la frente para los remates de cabeza.
A principio del siglo XX las camisetas ya empezaron a asemejarse a las actuales. Se implantó el pantalón corto con las medias, ya eran más comunes las botas con tacos y las espinilleras sustituyeron a los calcetines largos como forma de protección. Durante esta primera mitad del siglo XX muchos equipos comenzaron a usar ropa con rayas y con variedad de colores. También se generalizaron los escudos en las camisetas y más adelante la serigrafía numérica para identificar a cada futbolista. Los porteros empezaron a abandonar la gorra, pero no una prenda de lana que les llegaba a las rodillas conocida como zamarra.
Tanto las zamarras como el resto de uniformes pesaban mucho y eran molestas. Las camisetas solían tener cierre de cuerdas o botones en los cuellos, hasta que en los 70 se produjo el gran cambio. Aparecieron las telas sintéticas y se empezaron a generalizar los cuellos de pico y los redondos. La mayoría de los clubes y de las selecciones adoptaron sus colores y diseños definitivos durante esa época.
Así que era normal que a inicios de los 80 las marcas deportivas decidiesen implantar su firma en la camiseta y, de paso, empresas ajenas al fútbol decidiesen utilizar a los jugadores como anuncios móviles. A partir de los 90 aparecerán los estampados y con el siglo XXI tecnologías textiles que absorben la humedad, protegen de los rayos ultravioletas, mejoran la comprensión de los músculos, y todo ello hecho con material reciclado. Se ha llegado al punto de que los jugadores del FC Barcelona visten esta temporada camisetas personalizadas, adaptadas personalmente a sus figuras tras realizar escáneres 3D a sus cuerpos.
—CAMISETAS NO TAN SAGRADAS—
Al principio, por cuestiones de diseño, de logística y de sentido común, las camisetas solían ser blancas. No hay elástica color nieve más famosa que la del Real Madrid. La elección de dicho color obedece a la admiración de los madrileños por el Corinthian FC, quizás el club amateur inglés más famoso del siglo XIX (de ahí el nombre y los colores del Corinthians brasileño). Más de medio siglo después, Don Revie se hizo cargo del Leeds United y ordenó cambiar el azul y amarillo tradicional por el blanco para honrar al gran Madrid de Di Stéfano. Lo cierto es que el cambio fue para bien, porque de blanco llegaría la era dorada de la entidad de Yorkshire.
Igual de sorprendente es conocer que el Sevilla FC vestía en su origen de rojiblanco. Fue el retraso en un pedido lo que les obligaría a usar una camiseta totalmente blanca. Pero para sorprendente de verdad lo del Barça. Es de todos conocidos que el FC Barcelona viste con los colores del cantón de Ginebra por obra y gracia de Hans Gamper, su primer presidente. Lo que no es tan sabido es que hasta los años 60 la segunda zamarra era de blanco impoluto con la cruz de Sant Jordi en el pecho. No sería hasta bien avanzado el Franquismo cuando la inquina a todo lo níveo se extienda como un virus por toda Cataluña y el amarillo con tonos azulgranas sean los colores habituales para la segunda indumentaria.
De azulgrana juegan dos modestos españoles. Uno es la SD Huesca, en su caso por simple admiración hacia el gigante catalán. Más interesante es el porqué del azulgrana en la zamarra de la SD Éibar. Cuando en 1940 el cuadro vasco se fundó, recibieron por cortesía unas camisetas del Barça. El utillero decidió quitarles el escudo y coserles el de la SD Éibar. Por increíble que parezca la tradición duró hasta tan tardía fecha como 1987.
Sin marcharnos de la Ciudad Condal nos encontramos con el RCD Espanyol, que viste de blanquiazul en honor a los colores del blasón de Roger de Lauria, Gran Almirante de la Corona de Aragón. Lo que muchos periquitos desconocen es que durante su primer decenio de vida el RCD Espanyol vistió de amarillo. Caso inverso al del Villarreal CF, que se pasó al amarillo en 1946 tras tres décadas vistiendo con camiseta blanca y pantalón negro.
De rojiblanco viste el Athletic y el Atlético (en sus orígenes sucursal de los bilbaínos) por un malentendido. El Athletic vestía a cuadros blanquiazules como el Blackburn Rovers, pero en un pedido realizado a Inglaterra para la temporada de 1909 se encontraron con que no quedaban. Decidieron solicitar una remesa al Southampton FC que vestía de rojiblanco. Y es que el influjo británico es trascendental para buscar significado a los colores de los equipos españoles. Es el caso del Real Betis que sustituyó el azul por el verdiblanco cuando Manuel Ramos, capitán bético, viajó a Glasgow y se enamoró del Celtic FC.
Quizás los dos casos más estrambóticos sobre los orígenes de unos colores sean los del Rayo Vallecano y los del Granada CF. En sus inicios el Rayo era un modestísimo club que vestía totalmente de blanco. En 1948 ascendió a Tercera División y solicitó la cesión de varios futbolistas al Atlético de Madrid. A cambio los colchoneros pidieron al Rayo algún detalle rojo para que ese blanco impoluto no se pareciese tanto al Real Madrid. Había nacido la franja más famosa del fútbol español.
En el momento de su fundación la camiseta del Granada CF constaba de rayas verticales azules y blancas. Al finalizar la Guerra Civil, al no encontrar los colores originales del club, compraron unas camisetas rojas y blancas, pasando a ser estos los colores del club andaluz. Pero el caso es que, en 1973, ante la mala clasificación del club y para diferenciarse de la mayoría de equipos, Cándido Gómez, presidente nazarí, decidió pasarse a las rayas horizontales. Se formó un pollo considerable y las rayas horizontales aparecieron y desaparecieron como el Guadiana, hasta que en el año 2005 los estatutos reflejaron la horizontalidad de las elásticas ‘per saecula saeculorum’.
—CAMISETAS NO TAN SAGRADAS, UNA VUELTA POR EL MUNDO—
Si alguien bucea por Internet y encuentra un club llamado Everton Athletic que viste de azul y blanco y juega en Anfield, le disculparemos si lo identifica con el actual Everton FC. Lo cierto es que se trata del Liverpool FC, club fundado por una disputa sobre la propiedad del estadio de Anfield. Para evitar confusiones el Liverpool FC dejó de llamarse Everton Athletic y de paso se pasó a la camiseta roja y al pantalón blanco, hasta que en 1964 el rojo se extendió también a medias y pantalones.
Si bien no son los ‘Reds’, al Manchester United se le conoce como ‘Red Devils’. No obstante, durante su primer cuarto de siglo de vida el United vistió con camiseta amarilla y verde dividida en dos mitades iguales. Lo cierto es que el club tampoco se llamaba así sino Newton Heard Lancashire and Yorkshire Railway FC.
De burdeos viste el Girondins por razones obvias. También lo hace el modesto Burnley FC que cambió su tradicional blanquiazul por el burdeos como homenaje al Aston Villa, por entonces el club más laureado de los campos ingleses. También como homenaje al Aston Villa viste de tinto el londinense West Ham. Inicialmente aquel equipo fundado por trabajadores del metal lucía el azul oscuro y pretendían combinarlo con el burdeos. La dificultad de entonces para mezclar ambos tonos hizo que se pasasen directamente al tinto en su totalidad. Y ya nos referimos antes al Leeds United que se pasó al blanco en 1960 para ensalzar al Real Madrid.
El Arsenal FC es otro de esos equipos que copió sus colores para honrar a otra institución, en este caso el Nottingham Forest. Sin embargo, hacia 1930, los londinenses decidieron eliminar el rojo de las mangas y convertirlas en blanco como un signo diferencial que permanece inalterable con el paso del tiempo. Más adelante el Sporting de Braga imitará al Arsenal FC e introducirá las mangas blancas en su camiseta. Por cierto, las estadísticas dicen que el rojo es el color más ganador y el azul el más usado entre los clubes de fútbol.
En Nottingham debemos parar si queremos encontrar el porqué de los colores de la Juventus de Turín. En este caso en Notts County, un modestísimo club inglés. La Juve lucía una llamativa camiseta rosa con una estrecha franja negra a modo de corbata. El caso es que el rosa se desteñía con facilidad. Resultó que solicitaron a una fábrica de Nottingham una nueva remesa (todas las camisetas entonces se pedían a Inglaterra) y el comerciante, al ver el original, pensó que era blanco desteñido. Envió a Turín unas camisetas de rayas blancas y negras como las que lucía el Notts County, que fueron rechazadas nada más llegar a Italia. Pero como la Juve tenía un compromiso inmediato y, no había con que vestir a sus jugadores, se aceptó aquella camiseta blanquinegra. Y hasta hoy.
El AC Milan siempre ha vestido de rojinegro, colores escogidos para infundir miedo entre sus oponentes por representar al diablo. No es el caso del Internazionale, que abandonó el azul y negro por el blanco con una cruz roja en honor a San Ambrosio, patrón de la ciudad, entre 1928 y 1945. De burdeos juega el Torino FC que suele utilizar como segunda equipación una zamarra similar a la de River Plate, en agradecimiento al partido homenaje que los argentinos disputaron para recordar a las víctimas de la tragedia de Superga de 1949. Del mismo modo la segunda de River suele ser color burdeos, mientras que la famosa franja de su camiseta titular es una honra al pasado genovés de la ciudad.
Más caótica es la historia de los colores de Boca Juniors. Empezaron de rosa, se pasaron al celeste y luego al blanquinegro hasta que, dice la leyenda, un barco con bandera sueca atracó en el barrio de Boca y el azul y amarillo quedó establecido para siempre. Seis años más tarde se instituyó la característica franja horizontal de los xeneizes (genoveses). Es tal la fuerza del azul y amarillo que en La Bombonera es uno de los escasos lugares del mundo donde ‘Coca-Cola’ debe renunciar al rojo (los colores de River) y buscar otras tonalidades.
El Santos FC de Pelé es asociado al blanco, por lo cierto es que sus colores originales imitaban las rayas blanquinegras de la Juve. El Olympique de Marsella combina el azul de múltiples formas cuando en sus estatutos de fundación pregonaban el blanco tanto en la camiseta como en el pantalón para imitar la pureza olímpica del Barón de Coubertin. De igual modo el Borussia Dortmund es asociado al amarillo y al negro, los colores del mono que llevaban los mineros de la zona, cuando lo cierto es que el azul y el blanco eran sus colores originales.
Pero si hay una indumentaria caótica por excelencia esa es la del FC Bayern. Los tonos originales de los muniqueses eran el azul y el blanco (los colores de Baviera). Por un fallo en un pedido se pasaron a la camiseta blanca y el pantalón negro. Tras absorber a un pequeño club de barrio que vestía de rojo, introdujeron esa tonalidad al pantalón y más tarde a la camiseta, que pasó a ser roja con rayas azules o blancas. Cuando Beckenbauer ganó su primera Copa de Europa el Bayern iba con rayas rojiblancas. Tres años después vestía de rojo. Desde entonces el rojo se ha impuesto, pero las rayas blancas (horizontales o verticales) e incluso el azul hacen su aparición de vez en cuando.
Hablando de alemanes, ¿se han fijado que la selección teutona viste de blanco a pesar de ser un color que no luce en su bandera? Viste de blanco y negro, los colores de Prusia. De igual modo Italia (casa de Saboya) o Países Bajos (casa de Orange) hacen ascos a su bandera nacional para honrar los colores de sus respectivas casas reales. Japón (azul), Venezuela (burdeos) o Australia (amarillo), son otras selecciones que no respetan los tonos de sus banderas.
“De jugador no cambiaba la camiseta del Atleti. Me tenían que dar dos, la mía valía más”. Diego Pablo Simeone.
“No sé si lo entendéis; lleváis en la camiseta el escudo del Real Madrid”. Santiago Bernabéu.
Otras historias de fútbol en las que no se habla de fútbol
Las camisetas más bonitas de la historia (escogiendo las 10 zamarras más bonitas de siempre)
Desglosando al mejor de la historia (Pelé, Maradona y compañía en varios capítulos)
Como escoger el nombre de un equipo de fútbol (el significado de los spartaks, los sportings, los rápidos o los reales)
Templos del fútbol (como los estadios se han convertido en catedrales modernas en varias tomas)
Paris (¿por qué a Paris no le hace falta el fútbol para brillar?)
Entrenadores. La regla de los 10 años (nacimiento, crecimiento y declive del entrenador de fútbol)
A propósito del VAR (un odio acusado a un invento que incrementará las polémicas)
Expresiones del lenguaje deportivo (de como el deporte impregna el vocabulario cotidiano)
¡No! Los ingleses no inventaron el fútbol (como los ingleses se apropiaron de un invento escocés)
Fútbol postnacional (crisis de identidad y de pertenencia en el fútbol globalizado)
El fútbol en el futuro (una visión sobre el fútbol en 2050)
La España vacía (de como el fútbol puede iluminar a lugares olvidados por el progreso)
El aficionado al fútbol (sobre la pandemia, los estadios vacíos y la importancia del forofo)
¿Por qué los futbolistas brasileños tienen apodos? (como los ‘apelidos’ son más importantes que los nombres en el día a día de un brasileño)
Como de obsceno es el sueldo de un futbolista (¿ganaba más Di Stéfano que Messi?)
¡Daría la vida por mi equipo! (la importancia del fútbol como símbolo identitario)