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La perturbadora existencia de un gusano (vida y obra de Dennis Rodman) 2ª parte

Asustados ante el intento de suicidio, los Pistons actuaron como haría cualquier empresa anteponiendo la cabeza al corazón. En el verano de 1993 decidieron traspasar a Dennis Rodman a los San Antonio Spurs. El equipo de Texas era uno de los conjuntos más tradicionales en el mundillo NBA. Estaba liderado por David Robinson, un fenomenal pívot que además era marine de los Estados Unidos. Cuando el día del primer entrenamiento Rodman se presente media hora tarde y con una cresta y el pelo teñido de rubio, la plantilla de San Antonio lo sentenciaría sin apenas conocerlo.

El nuevo Dennis Rodman estaba preparado para gustar a todos. Nunca más se iba a sentir sólo. No quería volver a ser ese niño que no encaja en ningún sitio. Dennis Rodman decidió convertirse en un icono contracultural. Se convirtió en el bufón de la NBA. Un día el ‘gusano’ aparecía con el pelo teñido de verde y al siguiente de azul. Otro día se pintaba las uñas de rosa y al siguiente se ponía un piercing en la oreja. Comenzó a coleccionar tatuaje tras tatuaje, agujeros en cualquier orificio del cuerpo y aros en los lugares más insospechados. Por muy moderno que hoy todo esto pueda parecer, era toda una declaración de intenciones a mediados de los años 90.

Pero entre extravagancia y extravagancia Rodman seguía siendo un loco del rebote. Llegó a promediar más de 18 capturas por choque, unas cifras escandalosas en una época donde el número de lanzamientos por partido era muy bajo. Con apenas dos metros de altura se fajaba con tipos que le superan en 15 o 20 centímetros y en 20 o 30 kilos. Es cierto que acumulaba técnicas en numerosos partidos y que sufría desconexiones en los momentos claves de los partidos, pero para muchos analistas Rodman es el mejor reboteador de la historia de la NBA teniendo en cuenta su notable déficit en centímetros y en prestaciones técnicas.

Rodman era puro deseo.

Fue entonces cuando el adolescente tímido y de orejas de soplillo se convirtió en un icono de la cultura urbana. La leyenda cuenta que Madonna se acercó a ver un partido de los Spurs y exigió bajar a los vestuarios para conocer a Rodman. La estrella del pop, la mujer más deseada del momento, se lanzó a por su gusano. Madonna encontró a su ‘material boy’.

Fue entonces cuando Rodman perdió definitivamente la brújula.

Comenzó a frecuentar fiestas hollywoodienses, a saltarse los entrenamientos y a frecuentar lugares que como poco eran sórdidos. Viajaba en jet privado, follaba con Madonna, se enfadaba con Madonna y se reconciliaba con Madonna. Aparecía en televisión rodeado de mujeres y al poco lo hacía rodeado de unos cuantos hombres. Frecuentaba bares gais, se vestía como un transexual, afirmaba ser bisexual y al poco rato bromeaba de su virilidad. Era el caos hecho carne. Era un show. Pero gustaba a la gente y se gustaba así mismo. Era feliz, o al menos, él consideraba que era feliz.

Aquella tumultuosa aventura finalizó en 1996 al igual que su etapa en unos Spurs en los que nunca llegó a encajar. Al parecer Madonna le propuso tener un hijo a lo que Rodman se negó poniendo fin a la relación. Quizás aún se acordase de aquella chica que había conocido cuando estaba en Detroit y a la que dejó embarazada. Nunca quiso saber nada de aquel bebé y no le quedaron ganas de volver a repetir tan amarga experiencia.

Con 35 primaveras encima y una vida alocada a sus espaldas pocos contaban con que Rodman volviese a jugar en la NBA. De hecho en el verano de 1996 Dennis Rodman hace su primera aparición en una serie de televisión. Al año siguiente ganará el premio al peor actor del año por su pésima actuación en una película de acción con Jean Claude Van Damme. Pero en 1996 los Chicago Bulls deciden apostar por él para formar un quinteto de ensueño junto a Harper, Pippen. Kukoc y Michael Jordan.

Y la cosa funcionó. Vaya que si funcionó. En el primer año los Bulls arrasaron logrando el anillo de campeón con el mejor récord de la NBA hasta aquel momento (72-10). Rodman siguió aumentando el número de escándalos en su biografía pero fue capaz de controlarse. Hubo dos personas que tuvieron gran parte de culpa de ello. Por un lado Michael Jordan, que tras haber pulido a Kukoc, tendría que hacer lo propio con Rodman. Fue más sencillo de lo que imaginaba. Dennis idolatraba a Michael y cuando éste le pidió que estuviese centrado y se dedicase a coger rebotes fue como si Yahvé le pusiera en sus manos el destino de Israel. El otro hacedor fue Phil Jackson. El técnico de los Bulls era un hippy, un hombre contracultural que congenió de inmediato con Rodman. “Si hubiese nacido unos cuantos años antes hubiese ido conmigo al festival de Woodstock”, declaró a la prensa el jefe de los Bulls.

El experimento funcionó tan bien que los Bulls ganaron el título en 1996, 1997 y 1998. Pero a diferencia de los años gloriosos de Detroit, en Chicago Dennis nunca sintió formar parte de una familia. El ‘gusano’ iba por libre.

Y además en el último año todo se complicó un poco más.

En un choque de la temporada 1997/98 el padre de Dennis se presentó en un partido de los Bulls. Quería hacer las paces con su hijo. O más bien aprovecharse de su fama. Después de abandonar a su familia emigró a Filipinas donde se había convertido en una suerte de semental. El fenómeno contaba con cerca de 30 hijos. Y claro, había que mantenerlos. Mientras el padre captaba la atención de la prensa, Dennis se cortocircuitaba. Rodman hijo acumuló en la temporada 1997/98 seis partidos de sanción por darle un cabezazo a un rival y otros tantos por darle una patada a un cámara de televisión. El irrepetible Andrés Montes le pondría el apodo de Cruella de Vil por sus airadas reacciones ante el público rival cada vez que se acercaba a tirar un tiro libre.

El gusano se convierte en una parodia de sí mismo. El chico que tomaba un vaso de leche cuando bajaba a un bar ahora se convierte en el rey de las discotecas. De la cancha, al bar, del bar a la televisión, de la televisión a la discoteca. Todos los días. Todas las semanas. Sin excepción. Como en el día de la marmota. Dicen que no hay persona en Chicago a la que Rodman no haya invitado a un trago. Dicen que un día le retaron a tomarse 40 chupitos de Jagermeister. Lo hizo, y al día siguiente atrapó 11 rebotes en un partido de los Bulls. Era igual de portentoso ante la botella como cazando rebotes.

Tras ganar el anillo de 1998 los Chicago Bulls se deshicieron. Rodman intentó volver a la NBA en los Los Ángeles Lakers pero el experimento no cuajó. Si le sirvió para asentarse en California y casarse con la vigilante de la playa Carmen Electra, convirtiéndose en el hombre más envidiado de medio mundo. Por supuesto el matrimonio duró dos telediarios. Rodman decide montar un bar de copas en Los Ángeles, donde dilapidará su fortuna invitando a falsos amigos y teniendo un par de hijos con una nueva esposa que se pasará día sí y día también borracha junto a Dennis y a su grupo de aduladores. Cuando unos años más tarde ingrese en la salón de la fama del baloncesto, Rodman no parará de llorar y de pedir perdón a todos cuantos le conocieron.

Todo lo que a Rodman le ocurrió en la primera década del siglo XXI era todo menos sorpresivo teniendo en cuenta que su vida se asomaba a un precipicio.

Lo que nadie se podía imaginar es en quien se iba a convertir Dennis Rodman cuando comenzó la década de 2010.

En el año 2013 las televisiones de medio mundo informaban de que la ex estrella de la NBA Dennis Rodman iba a viajar a Corea del Norte para entrevistarse con el dictador Kim Jong-un. Al parecer el líder norcoreano es un fan de los Bulls de Jordan y no se sabe bien cómo alguien hizo las gestiones para que Rodman viajase al país asiático.

Rodman y Kim Jong-un se hicieron grandes amigos. Hubo un total de cuatro encuentros en los que compartieron comida y alcohol (incluyendo un celebérrimo Rodman borrachísimo cantándole el cumpleaños feliz a Kim Jong-un al estilo Marilyn Monroe) y en los que Dennis llegó a jugar un par de partidos de baloncesto de exhibición. Cuando en febrero de 2018 Donald Trump y Kim Jong-un se reunieron en Singapur para negociar la desnuclearización de Corea del Norte, Dennis Rodman también estaba allí.

Por increíble que parezca nadie en la CIA tiene tanta información personal sobre Kim Jong-un como la que tiene Dennis Rodman.

Y eso, da mucho miedo.

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