En Wimbledon se gana de blanco
Reino Unido es un país con un gran orgullo colectivo. A diferencia de otros imperios, nominal o moralmente, su presencia se mantiene muy viva entre nosotros porque sus años de gloria tuvieron lugar en la época contemporánea, cuando se moldeó el mundo en el que vivimos. Aquel período se conoce como “la época victoriana” y para la posteridad quedó como una fase de refinamiento, integridad, honor y buena educación…mientras en las fábricas inglesas los niños eran explotados y en las colonias se llevaba a cabo una reeducación de los nativos.
El caso es que costumbres como tomar el té con las mejores galas, la extrema puntualidad o una educación desmesurada forman parte de la idiosincrasia del pueblo inglés. Esas tradiciones son llevadas al mundo del deporte –prácticamente creado por ellos- y por supuesto al tenis, la crème de la crème del refinamiento deportivo.
A parte de la hierba, convertida en tierra al cabo de quince días, si algo diferencia a Wimbledon del resto de los grandes torneos es la pulcritud y lo blanquísimo de las prendas de todos sus participantes. Da igual que te vista Nike, Reebok o Adidas o que seas un veinteañero desmelenado o un treintañero refinado. El blanco es impoluto, como de marinerito de comunión.
La plana mayor del All England Lawn Tennis and Croquet Club Wimbledon hasta llamó la atención a Roger Federer en 2013 debido a que la suela de sus zapatillas Nike eran de color naranja. La paranoia comenzó en 1963 cuando ante el aumento de los colores y las melenas propio de la moda pop se reguló por escrito la obligatoriedad del blanco. Hasta el irreverente Agassi tuvo que claudicar después de renunciar tres años a competir en la hierba londinense. Cuando volvió apareció a su manera; con unos vaqueros totalmente blancos.
Realmente el uso del blanco por parte de los tenistas tiene un fuerte componente social. A mediados del siglo XIX vestir de blanco era sinónimo de pureza y de alta clase social. El obrero y el campesino tenían sus ropas manchadas por el trabajo y en los empleos liberales quizás no se manchaba el atuendo, pero sí que se sudaba, impacto que es minimizado por el blanco. Además, la jet set tenística de la época (cabe recordar que el torneo de Wimbledon nació en 1877 y el tenis no fue enteramente profesional hasta 1968) estableció el blanco por su capacidad para repeler los rayos solares.
La locura ha llegado hasta el punto de que a las mujeres se les ha prohibido llevar sujetadores que no sean blancos. Y es que el buen decoro no permite ni blanco sucio, ni color crema, ni blanco roto. Vamos, que Agatha Ruiz de la Prada lo tendría en crudo para diseñar la vestimenta de Rafa Nadal.